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Juró Salvador Illa su cargo como presidente de la Generalidad el pasado sábado ante la enseña de Cataluña y en ausencia de la bandera de España. No había allí ningún representante del Gobierno central, ningún ministro como es preceptivo en este tipo de actos solemnes.
La toma de posesión se desarrolló en el Salón San Jorge, donde habían sido eliminados los cuadros de gran valor artístico que representaban episodios de la historia de España como la estancia de Colón en Barcelona, la batalla de Lepanto o el Compromiso de Caspe. El Gobierno catalán se ha gastado 2,3 millones de euros en quitar las pinturas, de manera que nada que huela a español pueda entorpecer la ascensión al Olimpo del nuevo presidente de la «nación catalana». Ese dispendio, ese atentado al patrimonio de todos, lo pagaremos el resto de los españoles a través del cupo catalán, que es la clave de bóveda del nuevo gobierno separatista.
¿Separatista un gobierno regional presidido por un supuesto socialista e integrado por supuestos consejeros socialistas? Pues sí. Digan lo que digan los voceros del sanchismo, todo eso de que se ha terminado el 'procés' y que ha llegado un constitucionalista a la presidencia de la Generalidad, lo cierto es que Illa, Sánchez mediante, ha asumido todos los postulados del golpismo catalán, salvo el propio golpe, que ya darán más adelante cuando escampe.
Los símbolos revelan las intenciones y la jura de Illa la hubiera apadrinado cualquier supremacista/golpista como Quim Torra o Carles Puigdemont. El presunto socialista habló de la nación catalana, como haría cualquier Junqueras si fuera 'president'. El presunto socialista y declarado sanchista anunció en su programa la formación de un cuerpo diplomático propio de Cataluña, es decir, que se multiplicarán y engordarán las embajadas de la Generalidad, cuya misión viene siendo la de denostar a España y presentarla ante el mundo como una dictadura opresora de las legítimas ansias de independencia de los catalanes. Embajadas que cuestan un riñón y que pagaremos a toca teja el resto de los españoles mediante el cupo y la condonación de 15.000 millones de euros de deuda de Cataluña con el Estado.
Por si fuera poco, Illa ha hecho suya la batalla contra el español en la que tanto han invertido sus antecesores, al más puro estilo de los supremacistas Torra y Puigdemont. Con Illa no habrá español en las escuelas, los padres que quieran educar a sus hijos en castellano seguirán siendo perseguidos y las sentencias de los tribunales seguirán sin cumplirse.
Con Illa Cataluña tendrá selecciones nacionales propias, Hacienda propia y política exterior propia.
Con Illa los golpistas, separatistas y supremacistas de ERC han conseguido todos sus objetivos menos el referéndum de independencia, que el nuevo presidente catalán no solo no descarta, sino que está dispuesto a negociar. Todo se andará.
El 'procés' iniciado por Arturo Mas está más vivo que nunca. El camino hacia la destrucción de España, que comenzará con la ruptura de la caja común de impuestos, está ahora más despejado que nunca.
La manera que ha tenido el PSC (Partido Sanchista Catalán) de frenar el proceso independentista ha consistido en apropiarse de sus postulados y comenzar el derribo de los cimientos de la nación mientras coloca la alfombra al siguiente gobierno separatista, que tendrá en su mano todos los resortes para declarar la independencia sin pegar el petardazo como le ocurrió a Puigdemont el 1-O.
Mientras todo esto ocurre, la oposición disfruta de las vacaciones. Ya veremos qué queda de España para cuando vuelvan.
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