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Al final va a ser verdad que Leire Díez no era la fontanera de las cloacas del PSOE y del Gobierno, sino que estaba escribiendo un libro sobre cómo hundir en la miseria a los mandos de la UCO y a todos los jueces, periodistas, dirigentes del PP y mediopensionistas que están sacando a la luz los escandalosos delitos del entorno de Pedro Sánchez.
Después de la fantástica y esclarecedora rueda de prensa que esta señora ofreció ayer, cualquier persona con dos dedos de frente se habrá dado cuenta de hasta qué punto estábamos todos equivocados al pensar en ella como mamporrera del sanchismo. Resulta que esta señora, que nunca ha trabajado en un medio de comunicación, que nunca ha escrito una noticia, que se ha dedicado siempre a vivir de la política o de la comunicación de empresas públicas como cargo de confianza, no pactaba alivios penales y tratamientos fiscales exquisitos para los delincuentes a los que invitaba a aportar pruebas contra los enemigos del Gobierno, sino que todo era un trampantojo, un gran engaño, mediante el cual allegaba material para denunciar la corrupción del sistema. Ella misma se presenta ahora como una infiltrada en las cloacas del sanchismo, y hay que creerla, porque lo demás sería pecar de malpensados. Y si seguimos manteniendo que era una bien pagada fontanera, nos arriesgamos a que cualquier día de estos publique el libro, consiga el premio Planeta o el Pulitzer de periodismo, y nos deje a todos con la boca abierta.
Me da que todo este hedor de corrupción, todas las noticias que certifican el ambiente irrespirable de un Gobierno enfangado hasta las cachas, responde a una ardua investigación periodística de los secuaces del sanchismo.
Aunque a simple vista parezca lo contrario, la esposa del presidente no se ha aprovechado de su posición para conseguir una cátedra 'por el morro' y no ha ayudado a empresarios a lograr jugosísimas subvenciones a cuenta de la influencia de su marido. No: ella estaba investigando las rendijas del sistema universitario y las debilidades de la normativa del reparto de subvenciones gubernamentales. Y estoy seguro de que Begoña Gómez está escribiendo una interesante novela al respecto que, a no tardar, tendremos a la venta en las mejores librerías del país.
Por supuesto, Koldo Aguirre, ese gran cuentista, ha trabajado como portero de club de alterne y después como conseguidor de amiguitas para Ábalos… solo para denunciar la trata de blancas en un dosier que será enviado en breve a las editoriales.
¿Y qué decir del tan vituperado Ábalos? ¿Alguien puede creer que pudo cometer esos delitos de malversación, tráfico de influencias, cohecho y pertenencia a organización criminal de los que se le acusa? Por supuesto que no. El exministro y mano derecha de Sánchez impulsó la compra de mascarillas a cambio de comisiones y cató a las pilinguis que le servía Koldo como parte de un amplio reportaje sobre la corrupción en España, del que tendremos cumplida noticia antes de que pise la prisión, si es el caso.
El propio Sánchez está escribiendo un libro. Esta vez sin necesidad de negro ni negra. De su puño y letra. Se titulará «Pegado al poder como una lapa (sin bomba)» y en sus páginas podremos comprobar que todo el destrozo de España como nación civilizada, todas sus mentiras y toda su chulería, forman parte de un montaje para denunciar las debilidades de nuestra democracia en una película fabulosa, que ríanse de «Moncloa: cuatro estaciones», aquel documental que ninguna cadena de televisión quería emitir.
El Gobierno está determinado a enseñarnos el mejor periodismo y a veces ni lo agradecemos.
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