Borrar

Las colas del hambre

La próxima vez que Sánchez alardee de datos macroeconómicos Feijóo debería invitarle a visitar el Paseo de la Estación

Domingo, 22 de diciembre 2024, 06:00

La economía española no va como una moto, ni como un tiro, ni como un cañón, por más que se empeñen Marisú Montero y su jefe Sánchez. El PIB de España crece a buen ritmo, gracias sobre todo a las generosas revisiones del INE, pero la economía real, la de las familias y las empresas, va de mal en peor. Los españoles de a pie pasan las de Caín para llegar a fin de mes y los empresarios están asfixiados por las subidas del salario mínimo y por tanto impuesto como sube o inventa el Gobierno socialcomunista. Y no digamos ya si consiguen aprobar la reducción de jornada que Yolanda Díaz, la vice chupiguay, ha pactado con los sindicatos. No hay más paro porque la ministra Discontinua los camufla, y aun así somos líderes en Europa. Para mal, claro.

La imagen de las colas del hambre en el Paseo de la Estación que publicábamos ayer en LA GACETA refleja la verdadera realidad de la economía. Más de doscientas personas esperando a llenar el estómago en el Comedor de los Pobres, más que nunca. En el Banco de Alimentos se las ven y se las desean para atender tanta necesidad. Con la DANA la recogida de comida se ha dirigido hacia Valencia y en Salamanca las existencias no llegan para atender tanta demanda. Jóvenes y mayores, españoles y migrantes, todos sufren la indigencia por igual.

Digan lo que digan las frías estadísticas de crecimiento del empleo y del producto interior bruto, con Sánchez lo que de verdad crece es la pobreza. La Comisión Europea ha avisado a nuestro país de que estamos en una «situación crítica». Los organismos de la UE confirman que España está a la cola en materia social. La tasa de riesgo de pobreza y la exclusión general e infantil siguen creciendo con las políticas socialcomunistas. Uno de cada tres niños está en peligro, el abandono escolar se ha disparado en los últimos cursos y son casi trece millones los españoles que sufren pobreza severa o están en riesgo de caer en ella, siempre según los datos de Bruselas, que desmienten esa visión idílica de quien vive encerrado en La Moncloa y rodeado de una corte de aduladores que le protegen de la realidad.

En ese mundo virtual vive Pedro Sánchez, que hace solo unos días aseguraba en el Congreso que «en esta legislatura y la anterior España está demostrando que el crecimiento económico es posible y, además, no está reñido con la redistribución de esa riqueza entre la mayoría social de nuestro país». La única redistribución que ha conseguido consiste en engordar la masa de los desfavorecidos, de los que a duras penas subsisten gracias a la caridad.

Como no pisa la calle, porque se le manchan los zapatos de barro y le pitan los oídos por las críticas y los insultos que recibe cuando se acerca a los ciudadanos, el presidente del Gobierno se ha montado un diorama navideño en el que reina la abundancia y la felicidad. Sufre tal grado de ensoñación que en el mismo Parlamento ha llegado a asegurar en estos días que «España vive uno de sus mejores momentos de las últimas décadas y eso es gracias al esfuerzo de todos los españoles y españolas, también a la contribución del Gobierno de España». Los datos demuestran que en las últimas décadas nunca habíamos tenido tanta indigencia, tanto pobre a pesar de tener trabajo, tanta miseria y tanta mendicidad. Pero Sánchez no se entera porque ningún mendigo puede llegar hasta el Falcon a pedir limosna.

La próxima vez que el inquilino de La Moncloa saque pecho de los datos de la macroeconomía, Alberto Núñez Feijóo debería invitarle a darse una vuelta por el Paseo de la Estación de Salamanca. A ver si de una vez por todas se le caen los palos del sombrajo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Las colas del hambre