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DE CALLE

Buscando a Planas

Como el famoso 'Walli', el ministro está desaparecido en el conflicto, porque él no está hecho para gestionar sino para dar buena imagen

Domingo, 11 de febrero 2024, 06:00

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La lucha del campo por su supervivencia continúa ante la pasividad, cuando no el desprecio y las amenazas, por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. La actitud entre pasota y cobarde del ministro Luis Planas constituye el mejor ejemplo del desdén con el que el Ejecutivo responde a las reivindicaciones de los agricultores y ganaderos españoles. El titular de Agricultura está desaparecido de la escena mientras el campo se desangra. Tras una semana de movilizaciones, Planas permanece escondido en el Ministerio, sin dignarse siquiera hacer unas declaraciones de apoyo, de comprensión o de censura, que todo podría ser.

El ministro nunca ha sido un político de esos que se enfrentan a los problemas y buscan soluciones. Lo suyo no va de gestión ni de previsión, sino de imagen. Es un tipo que cae bien, que algunos dicen que sabe mucho de lo suyo, y hasta ahí llegan sus cualidades. Cuando el sector sufre, como lo ha hecho durante los últimos meses en Salamanca a cuenta de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), su especialidad es ponerse de perfil y devolverle la pelota a otras administraciones. No se conoce el caso de una crisis que haya conseguido resolver, pero está ahí porque tiene buen talante, no se cabrea por nada, es un 'bien mandao'' y a Sánchez no le provoca ningún dolor de cabeza.

Nadie sabe a ciencia cierta hasta qué punto negoció o impuso la nueva PAC a los consejeros de Agricultura de las diecisiete comunidades autónomas, pero lo cierto es que consiguió engatusarles de tal manera que, sin estar ninguno de acuerdo, entre todos tragaron con el sapo, y de ahí vienen muchos de los males del sector. De ahí y de la sumisión de Planas ante las imposiciones de ecología radical de su compañera la ministra de Medio Ambiente, la gran amiga del lobo y enemiga acérrima de los ganaderos y agricultores.

Hay que comprender que a Planas lo de las tractoradas le cae grande, le sobrepasa, porque todavía no se ha enterado de qué funciona mal en la política agraria en particular y en la actividad agrícola y ganadera en general. Así que el inocente y candoroso ministro del ramo no tiene nada que decir a las organizaciones agrarias que están colapsando el país, porque ni tiene ganas ni le ha dicho nadie que lo haga. Se reunió con ellas antes de las protestas, las escuchó y ahí quedó todo.

Su señorito Sánchez, con el permiso de Ribera, no le ha dado instrucciones ni le ha pedido que salga a la luz pública para contestar a los manifestantes. Al presidente del Gobierno el campo no le ha interesado nunca, no es 'cool', no lo necesita y ni siquiera queda bien en las fotos subido a un tractor o pisando barro tras los incendios. Sánchez está a lo que está, que es a convencer a Puigdemont para que le entregue sus siete votos en el Congreso, y bastante trabajo tiene con buscar fórmulas para colar la amnistía a todos y cada uno de los golpistas, terroristas y traidores catalanes, y atacar de paso a los jueces y fiscales que se empeñan en aplicarles la ley.

En lugar de atender las quejas de las organizaciones agrarias, el Gobierno sanchista se ha limitado a anunciar un endurecimiento de la Ley de Cadena Alimentaria (más suave no ha podido ser la aplicación de la norma, con la irrisoria cantidad de 600.000 euros en multas en el primer año de aplicación) y convocar al sector a una reunión... pero no con Planas, sino ¡con la ministra de la Seguridad Social! Dicen que para hablar de la falta de mano de obra. Un cachondeo, siendo generosos.

Se ve que ni les importa, ni les interesa, ni les preocupa la supervivencia del campo. Están a otra cosa, así que habrá que seguir metiendo presión en la caldera.

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