Oldies y Radiolé
Si la música que nos programamos define nuestro estado de ánimo, sospecho que debe andar bastante triste, desganado, alicaído y abúlico nuestro querido Ayuntamiento para entregarnos una vez más un programa festivo con nombres tan repetitivos, demodés, amortizados y tan poco excitantes como puedan ser los de Siempre Así, Rosario, Medina Azahara, Europe o José Mercé, que estas fiestas nos presentan como principales estrellas.
Tal vez a ustedes el asunto les parezca un tema menor y anecdótico –y es verdad que solo estamos hablando del programa festivo de la ciudad-, pero a un servidor le resulta bastante preocupante esta persistente inmersión en el pasado, en el más de lo mismo y en la desgana con que parece que nos trata de entretener año tras año la comisión de festejos, a la que pareciera que no le gusta la música o que tratan de salir simplemente del paso contactando siempre con los mismos managers y artistas de siempre.
Mucho me temo que si un Ayuntamiento, por muy conservador que sea, se muestra tan cicatero a la hora de concederle al personal unos cuantos días de colorido, aire fresco, variedad musical, novedades, e incentivos para distraerse un poco de tanto desastre generalizado como el que nos alumbran a diario los noticieros (guerras, incendios, aranceles, crispación, vuelta al pasado, recortes de derechos, problemas con la vivienda), mucho más va a costarle gestionar con imaginación otros asuntos de mucha más importancia.
Un Ayuntamiento que nos aburre tan soberanamente con un simple vistazo al programa festivo y al que se le intuye que anda tan falto de imaginación, interés e incentivo para salirse de lo trillado, facilón, intrascendente, tan sordo ante cualquier manifestación actual y moderna de la música que pareciera que se nos ha quedado atascado en las radiofórmulas de oldies y viejos carrozas, malamente va a salirse de esa tendencia nostálgica, tradicional y casposa a la hora de inventar nuevas políticas que pueda plantear soluciones de futuro y generar un poco de ilusión entre la gente.
No sé pero yo para empezar les regalaría una suscripción premium a Spotify para que escuchen un poco de música actual y se empapen cada viernes de las todas las novedades discográficas, para seguir, les invitaría algún fin de semana a algún festival de actualidad y para terminar le desintonizaría Radio Olé (sospecho que de ahí viene la saturación de todos los años con tantas propuestas flamenquitas) y Radio Tormes. Aunque sólo fuera por unos días.