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La pegatina-protesta en mi coche es la de «Snoopy for president», pues esa simple frase encierra toda nuestra frustración y desconsuelo con la realidad política actual que, entre mediocridad y corrupción, ha acabado por hacernos unos agnósticos de la democracia y unos zombis en los colegios electorales, bien votando como borregos al amado líder de turno, bien a quienes ni siquiera creemos.

En mi círculo íntimo me preguntan por qué me gusta Trump, y ayer por la mañana hasta me «golpeaban» y me llamaban «troglodita». La gente «woke» es lo que tiene: no entiende nada, vive en la realidad paralela en la que la han metido sin ni siquiera preguntarle, abrazando un modelo basado en la intoxicación, la mentira y el «buenismo»; gente que ha decidido sin más dar vida al libro de Aldous Huxley, «Un mundo feliz».

Y no, no me gusta Trump, ni sus formas, ni su autosuficiencia, ni su chabacanería de Atlantic City, ni su machismo antediluviano, pero si me gustan su visión y su política disruptivas, porque creo que es lo que necesita Occidente y con urgencia: un cambio de rumbo y un golpe en la mesa. The party is over/se acabó la fiesta El progreso se nos ha ido de las manos hacia ese «mundo feliz», un mundo de tontos conformistas y subvencionados mientras el «papá estado» se ha convertido en nuestro principal enemigo, como ahora mismo bien nos lo ha demostrado el Gobierno con la tragedia de Valencia. Ni el Estado español ha tenido mecanismos para actuar por encima del sátrapa Sánchez, ni éste ha querido poner los recursos del Estado al servicio de la nación necesitada, y todo por sus oscuros intereses y su afán por «esconder» a España como mamporrero de catalanes y vascos que es.

No me gusta Trump, pero recuerdo a quienes no parecen saberlo que ya ha sido presidente de los EEUU, que el mundo no se hundió entonces, que trajo bonanza económica y que fue el primer presidente en no meterse en una guerra. Y sí, me hubiera encantado ver a una mujer en la presidencia, al igual que en España, pero no por cuota «woke», pues no vale cualquier mujer… ni cualquier hombre para el puesto.

En cuanto a Europa y sus miedos a Trump, no me extraña. Lo que menos necesita la corrupción, la maquinaria burocrática, la ineficacia, la gula confiscatoria y las políticas vanas, es alguien que les desmonte su chiringuito.

Por lo demás, sigo creyendo que el mejor presidente sería Snoopy.

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