¿Quo vadis, Fakejóo?

Creo que al día de hoy la política «sanchista» ya ha escupido sobre nosotros todo el veneno mortal del que era capaz y más, y no parece que el antídoto esté cerca, viendo a aquel niño pobre de seminario -así se retrata el colega- que es Fakejóo asistiendo a los aquelarres de la UGT, que de sindicato le queda el nombre si es que alguna vez lo fue más allá de ser una palanca de desorden social, club de vividores liberados y gambas, muchas gambas. Antes mal, pero desde que se ha quitado las gafas lo que ha perdido visión es su cerebro. Vale, chaval, tú mismo, pero te recomiendo que te afilies al PSOE sin más dilación. En el centro, en la derecha, en el liberalismo, llámalo X, sobras, tú y tus palmeros. Tu defensa, tu partido, tu poder, tu presunto programa de Gobierno, Fakejóo entérate, somos nosotros, las clases medias, la mayoría trabajadora -que trabajamos- y que hacemos posible que una democracia y un país funcionen engrasados. Lo demás es Pedro Sánchez, y corrupción, y totalitarismo, y empobrecimiento, y violencia, y aislamiento, y golpes de Estado. Y por supuesto, Valencia abandonada por la España fallida y bien fallida. Entonces, sindicalista Fakejóo, ¿en qué lado estás?, ¿o te pone Yolanda Díaz sacudiéndote en vivo y en directo? ¿Quo vadis, Fakejóo?,

Hay que joderse -y disculpen el tono, pero para Elena Francis ya están Zapatero, Sánchez y el PP- que con lo que estamos viviendo, haya que estar escribiendo contra quien tendría que estar liderando la lucha contra el «sanchismo» y sus abusos, abusos -les recuerdo- que pasan por el desguace del Estado de Derecho y el derrocamiento sin prisa pero sin pausa de la Monarquía, Constitución incluida. Fakejóo hoy más que nunca en nuestra historia democrática, tendría que ser Feijóo, liderando la cordura, la paz social, y una alternativa de Gobierno sólida, valiente y explicada con detalle y esperanza a la gente, día a día, pueblo a pueblo. Pero no… ¿dónde están nuestros diputados, concejales, procuradores y demás «arrimados»? A la sopa boba, que se decía, y luego una siesta y a las ocho de la tarde unos canapés.

Hay que joderse que en lugar de estar gritando y llorando con mis teclas contra Pedro Sánchez y toda la mierda que ha traído, tenga que azuzar -a ver si despiertan- a quienes voto, que en absoluto me representan. Y luego se quejarán de que Vox sube como la espuma sin dar un palo al agua y a su costa…