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Leo en «El Mundo» que el Partido Popular ya está dándole oxígeno a un PSOE derruido, y piden que no se compare a Cerdán con el resto de diputados «sanchistas», pobrecitos abducidos que no saben pensar ni actuar por sí mismos. Como siempre, los populares vendiendo la piel de Sánchez antes de cazarlo y buscando votos en el caladero del socialista bueno, sin saber, ¡tontos, que sois tontos!, que ese espécimen de votante sociata está sepultado por toneladas de hielo glaciar, si es que alguna vez existió y no es más que una leyenda urbana que circula por ahí.

Alberto Núñez Feijóo sigue dejándose llevar por la nostalgia de un mundo que ni siquiera existió, pues tan sólo fue un holograma de buenismo en el que aún hoy seguimos actuando con Zapatero de tramoyista. Nada de buscar a los mejores y ponerlos al volante, no, aquí seguimos encantados con lo peor de cada casa y así seguir manteniendo el escaño y el pinche sueldazo. Si todos los diputados del bloque «sanchista» no son Cerdán o Ábalos, los del PP creen así tener la coartada ideal-de-la-muerte para que ellos tampoco lo sean, sin darse cuenta -ni reinvindicar- que aquella nulidad llamada Mariano Rajoy Brey fue Winston Churchill al lado de estos zánganos que mantienen al Gobierno más corrupto e infame de la Historia de nuestra democracia con sus votos, con su silencio y con sus aplausos cuando toca. «El aplauso os hará libres», debería poner en un cartelito a la entrada del Congreso…

El Partido Popular a pesar de sus dislates y de sus bandazos continúa siendo nuestra última esperanza, y más en este momento crítico al que nos ha traído la locura del «sanchismo». Por ello, debe fijar el tiro, dar la batalla cultural y ofrecer a su amplio electorado conservador un programa y una esperanza. Llegado a este punto del infierno nacional, el votante popular quiere respuestas y personas decididas que se dejen de tonterías, de miedos y del viaje al centro del centrismo. Estamos ya en el 2025, les recuerdo a los débiles de memoria. Si todo un orden mundial ha sido barrido por una ola de populismo (remito a la revista «Foreign Affairs» de marzo/abril), España no ha quedado a salvo, al contrario, hemos salido disparados hacia un espacio exterior siniestro y sin credibilidad alguna. Restañar es en lo que debería estar el PP y no en preocuparse de si los diputados «sanchistas» tienen o no alma.

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lagacetadesalamanca El PP y sus sociatas buenos