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LOCAL Y GLOBAL

El llano en llamas

Nunca Salamanca ha tenido un vacío cultural como ahora, salvo que al tapeo recalentado se le considere cultura

Jueves, 31 de agosto 2023, 05:30

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Treinta y uno de agosto de 2023 anno Domini. Viendo el panorama que tenemos, no parece que hayamos avanzado tanto como creemos. Cuando el hombre llegó a la Luna, los que lo vivimos sentimos que estábamos a la altura de Dios y que nada pararía el progreso humano hacia un mundo mejor. Y con un «Speedmaster» en la muñeca. Jarro de agua fría: sinceramente, no creo que estemos mejor que en 1969, a la Luna no hemos vuelto y el Everest parece Benidorm. Treinta y uno de agosto y acaba el verano. Verano del 23 para olvidar, para morirnos de la vergüenza ajena provocada por el besucón macarra, la Jenni y el chef chapero. Chef. En España todo el mundo es chef, empresario, investigador de algo, futbolista, futbolisto o ministro. O ministra.

Los «normales» somos unos mierdas, unos fracasados: una minoría clasista que odia el reguetón y esas auténticas odas al machismo, a las mujeres florero con culos XXL y a los babosos. Cultura de botellín la que nos deja también el verano del 23, otro verano sin Jennifer O´Neill -y van 81 veranos sin ella-; otro verano lleno de paellas, botellones y niños borrachos por las esquinas. Lo llaman ocio. Del teatro, de los conciertos (no, la orquesta 'Panorama' no es un concierto), de actividades para niños, jóvenes y adultos, o eventos deportivos, no hablamos, salvo de las raras y felices excepciones del Festival de Jazz en Salamanca y la Feria de Teatro en Ciudad Rodrigo.

El resto, un erial cultural regado con calimocho. Mi admirado Juan Rulfo lo vio antes que nadie en «El llano en llamas», de cuya primera edición mañana se cumplen 70 años. Apunten una realidad de Salamanca: el llano en llamas. Nunca, y subrayo nunca, Salamanca ha tenido un vacío cultural tan descarnado como ahora, salvo que al tapeo recalentado se le considere cultura, que seguro que sí. Y ahora llegan las casetas y el chunda-chunda festivo, qué guay. Nuestra Mostra de Venecia particular. Arde Bogotá y arde Salamanca, y de nuevo la Plaza Mayor, la plaza del pueblo, dicho con todo el tono peyorativo, claro. Chunda-chunda. Y mientras, el verano dice adiós, otro verano salmantino lánguido, sin pulso universitario, sin conferencias, sin ambiente cosmopolita. Bocatas de jamón al sol se llama la película. Dicen que lo de Rubiales es de Almodóvar, pero Salamanca, España es puro Almodóvar, incluido el mismo Almodóvar. Chunda-chunda.

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