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24 años

Jueves, 11 de septiembre 2025, 05:30

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Hoy se cumplen 24 años de los atentados terroristas de las Torres Gemelas en Nueva York, 24 años ya que el mundo entrara en la oscuridad con aquellos cuatro aviones secuestrados y estrellados. Hoy, precisamente hoy, me parecería frívolo escribir sobre el uso demencial que se sigue haciendo de la Plaza Mayor con motos y decibelios, del «pancetódromo» que crean las casetas, o de las tercermundistas comunicaciones que tenemos. Hoy, precisamente hoy, hasta los palurdos me parecen invitados a la boda de Grace Kelly, y Salamanca un oasis por encima del hongo nuclear.

Nada tenemos ya, ni esperanza, aferrándonos por todo consuelo al peligroso «eso aquí no puede pasar» y rezando para nuestros adentros, pues las iglesias, casi todas, están cerradas a cal y canto, quizá porque Dios ya no vive aquí una vez que la Humanidad decidió cortar el cordón umbilical de su evolución y regresar a las cavernas, nuestro nuevo hogar.

Con las Torres Gemelas no sólo se fueron miles de vidas, pues también fue el colapso en riguroso directo de nuestra inocencia y del valor que creíamos más sagrado: la libertad. Aquel 11 de septiembre de hace 24 años empezó una especie de cuenta atrás de la Civilización y, desde entonces, todo ha sido restar, sobrevivir y temer, viviendo de susto en susto, de dron en dron, de imbécil en imbécil, y no hay más que mirar el catálogo de políticos que tenemos, una absoluta bazofia intelectual y moral. Y hasta los mejores, los que incluso te representan, acaban mostrando sus incoherencias, su cobardía y sus discursos contradictorios. Siempre, y en España el terrorismo de ETA nos lo ha grabado a fuego, acaba aflorando sobre el recuerdo de la víctima el «algo habría hecho». Ya ven, pasar por allí, ser militar, ser judío… «algo habrían hecho». Y lo peor de ese empeño por buscar culpables es el odio que se ha generado, el odio sin más base que el odio, como demuestran todos esos que con sus banderas palestinas revientan cada día las etapas de la Vuelta Ciclista a España. Palestina poco les importa -dudo que sepan situarla en el mapa- pero sí es una buena excusa para odiar, y cuantos más sean, mejor, más divertido, «gora ETA» otra vez. Cómo les gusta el olor del odio por la mañana… Esto es lo que nos quedó en herencia del colapso de las Torres Gemelas, un mundo con la muerte en los talones. Descanse en paz la libertad.

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lagacetadesalamanca 24 años