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Opinión

Fotógrafos salmantinos (I)

Su legado fotográfico en la Filmoteca está compuesto por 384 negativos en cristal y 194 cristales para linterna mágica

Sábado, 14 de septiembre 2024, 05:30

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Luis González de la Huebra nace en 1855 y habiendo fallecido sus tres hermanos a edades muy tempranas, se convierte en hijo único. Se casa con la bejarana María Sánchez Rodríguez, a quien retrata en una galería repleta de plantas en su casa familiar. Aunque no se dedicara a la fotografía con fines comerciales se aficiona al nuevo arte en su visita a la Exposición Universal de París de 1878.

Los «Grandes Almacenes de Novedades» de Luis González de la Huebra, en la calle de san Pablo, creados en 1821 por sus abuelos Joaquín González de la Huebra y María Luisa González Verdugo, padres de 6 hijos, como tienda de comestibles utilizando el sistema del trueque lo amplían con la venta de todo tipo de artículos, incluso exóticos de China y Filipinas, despacha nuevos aparatos, linternas mágicas y cámaras fotográficas de fácil manejo, como las máquinas de fotografía instantánea «Le Patant» a 20 pesetas y artículos de fotografía, papel y placas de la casa Lumière de Lyón. Se convierte en proveedor de material y equipos fotográficos para los profesionales de la época.

Se especializa en mobiliario y decora cafés, tiendas, hospitales, colegios, el palacio episcopal, las casas del ingeniero Carlos Luna en Salamanca y de su hija Inés Luna Terreros en el Cuartón de Traguntía, además de las de Madrid de las calles Zurbano, Fernando III el Santo y Paseo de Recoletos. Decora con objetos de art-dèco la Casa Lis.

En 1883 y tras el éxito conseguido en la Exposición de París importa el célebre piano Erard, instrumento con el que han tocado a lo largo de la historia los mejores compositores.

Edita un catálogo de aparatos y accesorios fotográficos destinado especialmente a los aficionados a los que animaba, pues con solo algunas horas de ensayo, sin necesidad de maestro alguno, bastaba para comprender los secretos de la fotografía y obtener los más satisfactorios resultados. Reúne una excelente colección de máquinas para retratar que lega a sus herederos y que han llegado a la actualidad.

Como integrante de la Directiva de la «Sociedad Anónima para la Construcción de nueva Plaza de Toros en Salamanca», de la que fue el primer Secretario, fotografió los diversos aspectos de la construcción, desarrollo y espectáculo de la Plaza de la Glorieta y en julio de 1890 retrató, por el procedimiento de la fotografía instantánea los seis toros de don Fernando Pérez Tabernero que iban a ser enviados para su lidia en la Semana Grande de San Sebastián. Fue Presidente de la Cámara de Comercio entre 1892 y 1893.

Tiene infinidad de fotografías de monumentos salmantinos: Iglesias de san Esteban, de Sancti Spíritus, de san Marcos con y sin pórtico, la Catedral desde san Esteban y dos vistas de las Catedrales desde el Palacio de la Salina. Plazas de san Cristóbal, del Poeta Iglesias, dos de la de Colón, Plaza Mayor con motivo de la visita del conde de Romanones y otra con la Guardia del Regimiento de Borbón. Calles de san Pablo, Vaguada de la Palma y la de Zamora esperando al conde de Romanones. Niños en la pastelería de la Mallorquina y niño sobre el río Tormes. Edificios, Colegio Fonseca, Facultad de Medicina, fachada muebles Huebra, fábrica de harinas del Sur, dos del Palacio de la Salina, la Mallorquina. Riada del Tormes y lavanderas en el río...

Dejó un legado fotográfico que se conserva en la Filmoteca de Castilla y León compuesto por 384 negativos en cristal y 194 cristales para linterna mágica. En el Museo Cerralbo de Madrid se exhiben: cuadro de san Carlos Borromeo y la peste de Milán, de Francisco Camilo de la Catedral Nueva; retrato de Nuestra Señora de la Leche, restaurado recientemente, en las Salas Capitulares; cuadro de san Andrés, de Juan de Flandes, hoy en el Museo de Bellas Artes de Salamanca y fotografía del Cristo de la Zarza, de nuevo en la iglesia de san Juan de Barbalos.

Al fallecer en 1922 pasa el negocio a sus tres hijos: Eduardo, nacido en 1908 y fallecido en 1993, María Teresa y Carmen, conocidas por «las Huebras». Hoy el negocio es llevado por los tres hijos de Eduardo: Eduardo, José Manuel e Ignacio González de la Huebra Gómez. El comercio desaparecerá en noviembre.

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