Oh là là, une Américaine à Paris

Y hoy llega por fin uno de los estrenos que anunciamos hace unas semanas, la cuarta temporada de Emily en París, que de seguro va a ser un éxito equiparable al de los Bridgerton con el que Netflix se asegurará unas buenas cifras al cierre del verano, tanto es así, que han dividido a la mitad esta temporada y presentarán la segunda parte el 12 de septiembre.

La serie es una comedia con un argumento simple a primera vista, pero que sabe enganchar a la audiencia, convirtiéndose en una forma de entretenimiento ligero que levanta el ánimo y despierta en el espectador el deseo, no sólo de visitar la capital francesa, sino de convertirse en todo un influencer en Instagram.

Emily, una joven estadounidense, se muda a París después de que su jefa le haya adjudicado el trabajo de representar a la empresa y aportar una perspectiva americana en Savoir, una reputada compañía de marketing francesa con la que colaboran. Nuestra publicista deja atrás su vida y su novio para enfrentarse a los retos que presenta la ciudad del Sena, con una nueva jefa que no se lo va a poner nada fácil, una cultura de trabajo totalmente distinta, una compañera de piso que guarda un sorprendente secreto y, por supuesto, flamantes intereses románticos que desencadenarán enredos y conflictos de todo tipo.

La incapacidad de Emily de hablar francés la sitúa siempre al borde del despido, por lo que tiene que esforzarse mucho más en sus ingeniosas campañas para salvar el pellejo. Al trabajar para dos empresas de diferentes países al mismo tiempo, Emily se verá obligada a escoger entre París o Chicago en medio de un mar de estimulantes y complicadas relaciones profesionales, sociales y románticas.

Ligera, divertida y visualmente deslumbrante, la serie, que ha atrapado a millones de espectadores, supone una oportunidad ideal para desconectar y soñar con la vida en la ciudad del amor este fin de semana.

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