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Parece que los resultados de las elecciones gallegas celebradas el pasado domingo han marcado un antes y un después en la agenda política española a pesar de lo que se opina según el color político. Ya saben que se da el caso de quienes opinan que estos son unos comicios aislados con identidad propia. Sin embargo, creo que marcan un punto de inflexión que da para pensar. Un PSOE destrozado que en campaña ha vendido su marca al nacionalismo gallego y así le ha salido la cosa.
Ahora resulta que su candidato no está asentado en el mapa y parece que otros, como Sumar y Vox, tampoco. Lo cierto es que los populares han arrasado y ahora el mapa azul se va asentando en esta piel de toro que es España. Me pregunto cuál será la deriva política cuando el Gobierno pide aire para asentar su proyecto de Ley de Amnistía sabiendo que ahora, probablemente en abril vienen otras elecciones, esta vez en el País Vasco donde también se encontrarán con muchos problemas para conseguir representación suficiente, tanto unos como otros. Temo que esa Ley de Amnistía seguirá esperando hasta después de Semana Santa porque todos tienen que tomar aire, especialmente Sánchez que se ha entregado a esa diversidad independentista que, me da la sensación, no dará más que problemas.
Ahora, ¿cuál será el mensaje? Para que aceptemos lo que nadie entiende. Café para todos y después ¿qué?
Y miro a nuestros políticos regionales y locales y no acabo de ver cómo valoran los resultados de estas recientes elecciones. Ya ven que en el centro derecha todo es alegría y en la izquierda reflexión ante un resultado aplastante que solo llama a cuidarse para mantener el sillón y no se le ocurre otra cosa al Sr. Tudanca que decir que Fernández Mañueco puede adelantar elecciones por la debacle de Vox en Galicia.
Sencillamente no hay quien lo entienda cuando lo cierto es que el electorado está afirmando que no quiere vaivenes en España, que quiere claridad de ideas, que quiere que se piense en el ciudadano de a pie. Lo vemos en Salamanca, llevamos dos meses esperando soluciones a las comunicaciones terrestres mientras vemos que los pasos en Europa se dan en sentido contrario, es decir, tendremos que esperar al 2050 para que se reconozca la Ruta de la Plata mientras Portugal electrifica su red ferroviaria hasta la frontera.
Vemos que el ministro de Transportes nos sigue ninguneando con determinaciones que no nos favorecen, es el caso de los pasos a nivel ferroviarios que no permiten velocidades adecuadas o también es la falta de nuevos trenes con horarios adecuados con Madrid.
Y ahora además no se pueden reservar billetes hasta después de abril. Da pena pero no es solo esto, siguen pensando en su presente y futuro político y mientras tanto no se dan pasos absolutamente necesarios para que una provincia como Salamanca pueda avanzar.
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