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Le doy vueltas y no acabo de comprender lo de Errejón, digo. Ahora resulta que algunos ya sabían de qué iba la cosa hace más de un año y no fueron al juzgado de guardia porque el señor Errejón era una pieza imprescindible en la gran izquierda española que cada vez es menos izquierda y más una cueva de cuarenta ladrones. Y me explico porque aquí lo que ha primado es el «haz lo que te digo, no lo que yo hago». La exnovia recupera la memoria y recuerda que en casa fenomenal mientras dejaba a una chica de veinte años destrozada en un hotel. Me pregunto: ¿No les da vergüenza? ¿No les parece que la izquierda debe reescribir su historia, quemar las naves y empezar de cero para que nadie más resulte salpicado?
Creo que alguien debe coger las riendas y empezar a mandar el mensaje de la credibilidad porque así, como nos encontramos en este momento, nadie es creíble, nadie me ofrece confianza porque, me pregunto quién es capaz de ofrecer garantías de que ya no hay más machistas entre quienes siguen pregonando la igualdad cuando el primer «medalla de oro» ha caído con todo el equipo. Ahora la vicepresidenta del gobierno, Yolanda Díaz, afirma que han llegado tarde pero no dimite, no da ejemplo de democracia y sigue agarrada al sillón apoyando a otro desastre como el que enfrenta a Sánchez con su propia credibilidad. Todos afirman que contra viento y marea llegarán a 2027 gobernando. Sin embargo, la lista de incongruencias ya va siendo larga y las consecuencias pesadas. Ahora ya con una nueva huelga de transporte que suele ser el comienzo de una escalada de movilizaciones como las de la vivienda, los precios de la compra o los carburantes, los alquileres y ese largo calvario que están recorriendo tantas familias españolas que no ven salida mientras siguen saliendo casos de escándalo en las esferas políticas de esta España nuestra.
¿Y qué podemos hacer? Pues poco o nada mientras sigamos aguantando esta debacle que ya estamos normalizando en nuestras vidas con un presidente del Gobierno que cambia de parecer cada vez que se pone delante de un micrófono, salvando lo insalvable y manteniendo su agenda personal a sangre y fuego. Parece que siempre son la derecha y el centro derecha los culpables de nuestros peores sueños pero creo que debemos reflexionar y si ahora no se puede hacer nada de forma individual, pensemos en el momento en el que sí podamos mostrar nuestro parecer de forma conjunta y por cierto, espero que no se llegue al 2027 porque tendremos que rememorar las palabras de Alfonso Guerra cuando afirmaba que a España no la iba a conocer ni su madre. En fin, existe honda preocupación por la deriva de acontecimientos de este mes de octubre que ya acaba y lo cierto es que no guardo demasiadas esperanzas ante los acontecimientos que nos esperan. Estaremos atentos.
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