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Me parece mentira y aún resuenan en mi cabeza los golpes acompasados de mi Olivetti, la que me ha acompañado en los últimos 34 años seguidos en la misma empresa en la que he alcanzado la edad suficiente para iniciar nuevos caminos. Ha llegado la hora de lo que llamamos descanso y no me acabo de creer que ya no tengo que madrugar cada mañana para contar al mundo la información que se va creando cada día. Cada mañana en estos treinta y cuatro años he tenido ese privilegio de abrir un micrófono y poner los primeros sonidos en cada hogar que nos ha conectado. Hoy la emoción me embarga y siento que me falta algo a la espera de lo que está por venir, principalmente devolviendo presencia para quienes tengo más cerca y que han tenido la paciencia de dejarme vivir esta ensoñación que ha sido trabajar en la radio.
En total han sido 44 años si añado los vividos en la Cope, Radiocadena Española y Radio Nacional en aquellos gloriosos años 80 en los que aprendimos a trabajar en la Frecuencia Modulada en Salamanca, fueron años de radio musical que pasaron después a convencional en mi querida Onda Cero, es decir la radio que se hace en el estudio pero también en la calle. Años que me han permitido conectar con esta Salamanca a la que amo sin paliativos tal y como nos la encontramos. Muchos protagonistas, grabaciones con grandes personajes de nuestro tiempo que, de otra forma, hubiera sido imposible conocer y en resumen momentos inolvidables que ahora van pasando por mi memoria. Destacaré los grandes momentos democráticos, han sido muchas campañas políticas las que he podido seguir al segundo y en las que he escuchado de primera mano las declaraciones de los candidatos y sus equipos. Estas situaciones te dejan entrever el panorama de forma más nítida con sus verdades y falsedades. Pero también pasan por mi mente momentos trágicos como los dos grandes atentados que se produjeron en Salamanca, horas de angustia especialmente en el caso del entonces capitán Aliste temiendo por su vida y lamentando al mismo tiempo que esta situación se diera tan cerca en nuestra ciudad. Veo los primeros minutos junto a la plaza de Toros, veo ese vehículo destrozado haciéndonos preguntas que no han encontrado aún respuesta. Pasajes de la radio que quedan en la memoria de la misma forma que otros en los que la radio ha vivido momentos de alegría, especialmente recibiendo niños en los estudios, los futuros oyentes que hemos visto como abren sus ojos de incredulidad ante lo que les parece magia pura. Y esto es la radio, el único medio que ofrece la noticia al instante sin necesidad de un marco físico, el medio que ha avanzado a pasos agigantados para ofrecer un servicio de veracidad y este es el momento en el que dejo este sendero para elegir el que ahora debo seguir siempre al lado de la gente. Ha llegado el júbilo y mi agradecimiento eterno a la radio.
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