Sánchez ha matado la democracia dentro del PSOE
Uno de los analistas políticos más ilustrados de los que publican en España se llama Ignacio Varela. En la etapa de Felipe Gonzáles trabajó con Alfonso Guerra y nunca quiso ocupar un cargo público.
El viernes pasado publicó en El Confidencial un artículo titulado comité federal del PSOE: no es vino, es gaseosa de limón, y es que, en palabras de Varela, «al comité federal del PSOE le sucede como al propio partido: lo único que conserva es la denominación de origen. En todo lo demás, no se parece al original ni por aproximación. Imaginen que Vega Sicilia suspendiera la producción de vino y comenzara a dispensar gaseosa de limón, pero siguiera llamándola Vega Sicilia. Conozco unos cuantos que, en este trance, comen y cenan cada día con gaseosa de limón por pura fidelidad a la marca. Como escribió Pascal, «el corazón tiene razones que la razón no puede comprender».
Quien esto escribe ha pertenecido a ese comité federal durante unos quince años y el secretario general (que ya era presidente del Gobierno) tuvo que soportar allí navajazos dialécticos por doquier. Luego llegó Rodríguez Zapatero y comenzaron los aplausos para quienes elogiaban al Gobierno y un silencio absoluto para quienes criticábamos las frecuentes meteduras de pata de Zapatero.
En aquellos años anunciar -como se está haciendo estos días- las decisiones y nombramientos que se van a producir se hubiera considerado una osadía imperdonable. Primero, por falta de respeto a sus miembros. Segundo, porque se sabía cómo empezaban aquellas reuniones, pero era una temeridad predecir cómo acabarían. Por cierto, el secretario general carecía -teóricamente, sigue careciendo- de competencias para nombrar y cesar a los miembros de la ejecutiva o modificar su estructura. Eso era -teóricamente sigue siendo- cosa de los congresos.
Pero eso no ocurre desde que Sánchez llegó al trono. La socialdemocracia dio paso -en palabras de Varela- «al populismo autocrático, al plebiscitarismo aclamatorio y a los procesos colectivos de toma de decisiones a un mando estrictamente unipersonal. Eso sí, se mantuvieron las etiquetas tradicionales por su acreditado valor comercial: PSOE, congreso, comité federal… Pero en esa botella ya hay sólo gaseosa con limón».
Este sistema personal y antidemocrático se le encargó redactar a José Luis Ábalos, que cumplió el encargo al pie de la letra. Este aprovechado putero quiere a la democracia bastante menos que pasar una noche con varias damas en un parador nacional.
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