Primarias no, por favor
El PSOE sufría ya una crisis letal de identidad (...) que le llevó a confundir la izquierda con lo políticamente correcto
Con ocasión del congreso que el PP celebrará en julio ha vuelto a salir a escena la posible bondad de las primarias. Este es el sistema que en el PSOE ha traído a Sánchez, con todas sus pésimas consecuencias, por eso me atrevo a recomendar al PP que no caiga en esa trampa caudillista.
Recordemos. Lo primero que hizo Sánchez al tomar posesión de la Secretaría General fue suspender de actividad orgánica a los órganos de dirección y control regionales del PSM-PSOE.
¿Y cuáles fueron las razones para tan drástica decisión?
«[…] constatar el deterioro de la imagen del PSM-PSOE ante la ciudadanía y entender que el PSM-PSOE carece de la estabilidad orgánica necesaria para afrontar con garantías el próximo proceso electoral».
No se dijo una sola palabra sobre qué artículos de los Estatutos habilitaban semejante degollina. Y si no se citaron los artículos fue porque no existían. En efecto, ni el artículo 19.2, que hablaba de «restaurar la normalidad», ni el 68.1, que señalaba una posible «situación conflictiva», ni el 69 («restablecer la normalización de la vida interna»).
Tampoco se podía nombrar así una Comisión Gestora, que, según el artículo 70.2, se ha de designar «de mutuo acuerdo entre la Ejecutiva Federal y la Ejecutiva regional». Y qué decir del maltratado artículo 6 de la Constitución, el cual exige a los partidos políticos que su estructura interna y su funcionamiento sean democráticos.
Luego, los dueños del PSOE se fueron –cerrajeros mediante- a la sede del PSOE madrileño en la plaza de Callao y lo primero que hicieron fue despedir a los trabajadores no «adictos» para luego abrir consultas para que las Agrupaciones «sugirieran nombres» y que, una vez sugeridos, una Comisión gestora «interpretara esas sugerencias» y designara candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Otra innovación: la «democracia interpretativa».
Unos males profundos que ya entonces aplicaban una letal endogamia que ha llevado a la aberración de tener hoy al frente de los grande partidos -y al frente de las instituciones- a una enorme cantidad de personas que no han cotizado jamás a la Seguridad Social fuera de sus cargos políticos.
El PSOE sufría ya una crisis letal de identidad que se había agudizado hasta el tuétano durante el mandato de Rodríguez Zapatero y que le llevó a confundir la izquierda con lo políticamente correcto. Un pensamiento blando trufado de feminismo corporativo y de ecologismo irredento.
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