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OPINIÓN

El Ministerio de Fomento y la pasta

Ábalos no será la única persona relevante que se siente en el banquillo y veremos a Sánchez en ese y en otros juicios

Domingo, 1 de diciembre 2024, 06:00

Yo pienso, con Ignacio Varela, que la tempestad valenciana amainará en lo climatológico, pero está muy lejos de concluir en cuanto a sus efectos políticos y sociales. Además de la magnitud de la catástrofe y del gran número de conflictos económicos y legales que se derivarán de ella, la clara exhibición de incompetencia protagonizada mano a mano por Sánchez y Mazón ha dejado en la sociedad española una impresión profunda. Si buscaron aprovechar la ocasión para dañar políticamente al otro, ambos lo lograron sobradamente: el veredicto popular de este combate ha sido la descalificación de los dos boxeadores y sus equipos por juego sucio con resultado de múltiples muertes que pudieron haberse evitado.

Y es que estamos hablando de 220 muertos, junto a pérdidas inmensas que veo difíciles de acometer con la rapidez que la tragedia requiere.

Tras la tragedia valenciana le han caído al Gobierno de Sánchez las declaraciones de Víctor de Aldama implicando a una parte del Gobierno y al propio Sánchez. Coloquémonos en el momento anterior a las denuncias de Aldama. Estaba ya cantado que el Tribunal Supremo imputaría a José Luis Ábalos. Tanto que el fiscal general, sin duda siguiendo instrucciones monclovitas, lo dejó solo ante el peligro y se sumó al pelotón de fusilamiento. Tan cantado como que, tras la imputación, vendrán una instrucción escabrosa y, con toda probabilidad, un auto de procesamiento y el correspondiente juicio, del que pueden vaticinarse sin riesgo dos cosas: que Ábalos no será la única persona relevante que se siente en el banquillo y que veremos a Pedro Sánchez en ese y en otros juicios, actuando como mínimo en condición de testigo y sometido a la dura prueba de decir verdad.

Uno no querría estar en la piel de Sánchez, rodeado de problemas judiciales (esposa, hermano, compañeros de partido y de su Gobierno). No deja de sorprender que exista una querencia de los presidentes a colocar a sus manos derechas en el Ministerio de Fomento, que es donde más se invierte. Por no ir más lejos, ocurrió con Francisco Álvarez Cascos, después con José Blanco y, en la era sanchista, con José Luis Ábalos.

¿No será que lo que se busca es el control de la pasta y no la realización de buenas y necesarias obras públicas? Sea como sea, los trenes de Cercanías siguen parando un día sí y otro también y el AVE sigue teniendo problemas. Por no hablar del estado de deterioro de muchas autovías.

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