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Los nacionalistas de primera hora, tanto catalanes como vascos, eran clara y explícitamente racistas, pero el racismo se vino abajo en Europa con la derrota de Alemania en mayo de 1945 y más tras descubrirse los asesinatos masivos cometidos por los nazis contra los judíos (se estiman en más de seis millones) y no sólo contra los judíos: también se dedicaron a matar gitanos, otra raza «inferior».
Con esos antecedentes resultaba imposible sostener, por ejemplo, que vascos y catalanes constituían razas superiores, pero los separatistas pronto encontraron un sustitutivo de la raza: la lengua.
Saltándose el mandato constitucional respecto al uso del español o castellano: el castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla (Artículo 3.1 de la Constitución Española), el Institut Català de Salut (ICS) ha rechazado a 212 sanitarios por no alcanzar el nivel exigido en catalán .
El ICS ofrecía 12.000 plazas fijas a través de un concurso de oposición para dar cumplimiento a la Ley 20/2021, una norma estatal que, por requerimiento de las instituciones europeas, quiere estabilizar las plantillas y reducir el problema de la temporalidad excesiva y abusiva en las Administraciones Públicas. Y estos dos centenares largos de sanitarios, que llevaban un mínimo de cuatro años como interinos en Cataluña, y que en determinados casos llevaban décadas, no pudieron lograr su plaza al no haber podido demostrar el nivel que se exige de catalán.
Uno de ellos es Javier Gutiérrez, sevillano, que llevaba más de diez trabajando en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y que a causa de la lengua ha perdido su empleo. Esta era la tercera vez que Javier era declarado «no apto» en el examen de catalán. La tercera, en la que el factor lingüístico le ha privado de una plaza permanente. No volverá a intentarlo.
«Vuelvo a Andalucía, no tengo fuerzas para seguir intentándolo. Es totalmente frustrante. Te llegas a sentir inferior a los sanitarios catalanoparlantes».
En mayo del año que viene regresará a su tierra para probar suerte en las oposiciones de la sanidad andaluza y decidir su futuro, a pesar de que se ve «totalmente integrado en Cataluña», donde vive con su pareja, también sanitaria. También elogia con fervor al hospital Vall d'Hebron, en el que ingresó como residente.
Estoy seguro de que buena parte de esos doscientos doce sanitarios se irán a trabajar fuera de Cataluña. Y harán bien.
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