De un escándalo a otro

Hace dos semanas supimos que una militante del PSOE llamada Leire Díez llevaba tiempo conspirando con delincuentes varios con el fin de intentar meterle una bomba a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que trabaja como Policía Judicial a la orden de varios jueces. Algunos de esos jueces impulsan procedimientos contra personajes del PSOE (Ábalos, Cerdán, Koldo) o amigos de Pedro Sánchez, como lo es el Fiscal General, la mujer de Sánchez o su hermano.

El jueves de esta misma semana se hizo público un informe de la UCO en el que se acusaba a Santos Cerdán de «gestionar» al menos 600.000 euros en comisiones de constructoras a cambio de contratos públicos, junto con el exministro de Transportes José Luis Ábalos y el antiguo asesor de este, Koldo García. El informe sacudió a toda la estructura del partido y arrojó una sombra de incertidumbre sobre la propia supervivencia del Gobierno de Pedro Sánchez. En palabras de los periodistas de El País Carlos E. Cué, Reyes Rincón y José Marcos «las transcripciones de las conversaciones grabadas durante años por Koldo García, el hombre para todo de Santos Cerdán y José Luis Ábalos, con sus jefes, en las que hablan del reparto de las mordidas en términos difícilmente equívocos arrasaban la línea de defensa del secretario de Organización socialista».

No seguiré contando esta vergonzosa película y me haré algunas preguntas pertinentes. ¿Cesó Pedro Sánchez como ministro José Luis Ábalos porque sospechaba o sabía que este valenciano no solo andaba con chicas a las que colocaba por la cara en empresas públicas? ¿No sabía nada de Koldo el aizkolari? ¿Tampoco había investigado la catadura moral de Santos Cerdán?

Sánchez ha dicho que piensa acabar la legislatura durmiendo en el chalet de La Moncloa, pero no sé si piensan lo mismo quienes lo sostienen con sus votos en el Congreso. Y me surge otra pregunta a este propósito: ¿no les hará perder votos? Pues no todos los sus votantes podrán ver con buenos ojos cómo su partido sostiene a un Gobierno plagado de corruptos. Y finalmente la última cuestión: ¿va a seguir adelante el Gobierno con ese proyecto de ley que ha presentado en el Congreso que es un ataque directo a la independencia judicial, es decir cubrir las vacantes a dedo, parar el procedimiento a manos de los fiscales, et., etc.? La judicatura ya ha enseñado las uñas, pero si el Gobierno sigue adelante es probable que veamos un enfrentamiento entre la Judicatura y el Gobierno y éste -creo yo- tendrá que plegar velas.