La China no es vicina

Trump está fracasando en su intento por conseguir el alto al fuego en Ucrania (parece que Putin no era tan amable y asequible como Trump pensaba). No es porque lo haya dicho Zelenski, pero parece demostrado que los lazos entre Rusia y China siguen más vivos que nunca.

El presidente de Ucrania afirmó este jueves que el gigante asiático está suministrando armamento a su aliado ruso y detalló, en un encuentro con periodistas, que entre el material provisto por el régimen chino hay «artillería y pólvora». «Creemos que representantes chinos están involucrados en la producción de algunas armas en el territorio de Rusia», añadió Zelenski.

El servicio secreto ucraniano identificó a 155 hombres chinos, con edades comprendidas entre los 19 y 56 años, reclutados a través de las redes sociales e incorporados ya a la invasión de Ucrania. Dos de estos soldados chinos fueron capturados a principios de abril en los sectores de Donetsk y Lugansk. A uno lo reclutaron en China, el otro se alistó en Moscú, adonde había ido como turista.

«Ucrania debería considerar correctamente los esfuerzos y el papel constructivo de China en la búsqueda de una solución política a la crisis ucrania», dijo el portavoz de Exteriores chino Lin Jian tras la captura de los dos uniformados en la región de Donbás.

Yo no sé qué habrán contado los chinos a Pedro Sánchez, pero no creo que las cosas están ahora para viajes de buena voluntad.

Por otra parte, los saltos hacia el vacío que acompañan a Trump han conseguido ya que la liga del sudeste asiático no haya hecho sino consolidarse con sólidas relaciones comerciales e intergubernamentales con países de la región. La gira de Xi por Vietnam, Malasia y Camboya ha adquirido una relevancia aún mayor en el contexto actual, marcado por la intensificación de la ofensiva arancelaria de Donald Trump. Asia, una región crucial tanto para el comercio global como para la producción de bienes, ha sido uno de los principales blancos de la política proteccionista del presidente republicano. Y Pekín ha sabido aprovechar la coyuntura para proyectarse como un pilar de estabilidad en un mundo cada vez más convulso.

Xi no iba a Malasia desde hacía 15 años y ahora acaba de visitar Kuala Lumpur. Allí, el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, calificó a China de «aliado racional, fuerte y confiable» y celebró el papel de Pekín «en un momento en el que el multilateralismo se encuentra bajo una enorme presión». China es el principal socio comercial de Malasia desde 2009.