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La autobaja es una idea con recorrido en países como Portugal, Reino Unido o Alemania, pero como ya acuñó Fraga: Spain is different

Viernes, 20 de diciembre 2024, 06:00

Se dio a conocer durante la pandemia, cuando los pacientes no podían -ni les dejaban- acudir al centro de salud para no contagiar a otras personas, pero luego no prosperó. La idea de que los propios pacientes puedan darse a sí mismos la baja laboral durante un periodo de tres días parece que va a recibir un empujón definitivo en cuestión de meses. La autobaja: la no necesidad de acudir al médico para que certifique que no estás en condiciones de ir a trabajar ha abierto un debate ente quienes lo ven como una buena manera de eliminar burocracia en el trabajo médico, y los que lo interpretan como una derrota frente a la picardía. «Si vienen a la consulta a engañarnos para no ir a trabajar, pues que lo hagan ellos y así nos podemos centrar en quienes realmente están enfermos», proclaman algunos.

Los colegios médicos -al menos así fue hace un año- valoraron positivamente la idea porque calculan que, en determinadas épocas del año, puede reducir la presión asistencial en casi un 30%.

Charlando con el presidente del Colegio de Médicos de Salamanca, Santiago Santa Cruz, me apuntaba su opinión personal -que no tiene por qué vincularse a la de la institución- y defiende que «toda baja médica debe tener un control médico». El otorrino abre la puerta a que ese trámite pueda ser ejecutado por otra categoría profesional, pero no ve nada claro dejarlo en manos del paciente porque puede dar pie a una importante cantidad de abusos con las empresas.

Otras aportaciones que respaldan a Santa Cruz son las que recuerdan que «la concesión de una baja médica debe ir ligada a una limitación funcional que te impide realizar el trabajo». De este modo, si un paciente que teletrabaja desde casa con un ordenador dice que tiene un juanete, a priori no es motivo suficiente para firmar una baja, pero si se la autoriza a sí mismo, poco hay que hacer.

¿Quiénes defienden esta fórmula y por qué? Buena parte de los médicos aseguran que en este dilema venían actuando más como notarios que como médicos. Si un paciente dice que se marea, hay que creerle. Si dice que la fiebre le va y le viene pero que justo en el momento de la consulta no la tiene, hay que creerle. Y si dice que tiene una diarrea cósmica, se le puede acompañar al baño para verlo, pero por lo general hay que creerle.

La clave de todo radica en la normativa laboral que dice que los tres primeros días de una incapacidad temporal no se cobran. Dicho de otro modo, que en una baja de tres días, el que sale perdiendo económicamente es el trabajador porque se le descontarán del sueldo. Entre el día cuarto al decimoquinto de baja en el trabajo, lo pagaría la empresa, mientras que a partir del decimosexto día de baja, la responsabilidad del abono incumbe al Instituto Nacional de la Seguridad Social o a la Mutua colaboradora con la Seguridad Social.

Este dato es el que invita a pensar que el trabajador no va a querer que le toquen el bolsillo y que el número de 'jetas' que exageren respecto a su estado de salud seguirá siendo el mismo que los que ya mentían antes, pero con la diferencia de que antes le robaban tiempo a su médico.

Me tranquiliza otro aspecto y es que el modelo que ahora promulga España está prácticamente calcado al que ya utiliza desde hace casi un año Portugal, y que también ha funcionado en Reino Unido, Alemania o Países Bajos. Es una idea que cuenta ya con recorrido internacional. Claro que, como ya acuñó el ministerio de Manuel Fraga allá por los años 60, Spain is different.

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