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Los cuentos de Leire Díez

Viernes, 6 de junio 2025

Lo de Leire Díez tiene un libro. Claro que sí. Y yo sería de los primeros en ponerme a la cola para comprarlo, el mismo día en el que saliera a la venta. Pero solo si dijera la verdad. Solo si contara quién le ha encargado su trabajo, a quién se lo ha reportado, qué relación tiene con Santos Cerdán y qué tipo de información ha conseguido. Claro que me encantaría saber quién le ha respaldado para ir ofreciendo a toda una tropa de delincuentes, la sumisión de la fiscalía. Por supuesto que sería de mucho interés conocer los pasos que ha dado y el beneficio que esperaban obtener a base de ir esparciendo mierda sobre las instituciones del Estado. Sería un éxito de ventas. De eso no tengo la menor duda. Pero solo lo sería, si contase la realidad y no la fábula que está intentando colocar en su tour por las televisiones, después de que le hayan pillado con las manos en la masa.

El aquelarre de gentuza que ha ido reuniendo la llamada fontanera del PSOE solo podía acabar mal. Que es como ha terminado. Si alguien se reúne contigo cargado de oscuras intenciones, lo más probable es que te grabe o guarde alguna prueba de ese encuentro, por si algún día le viene bien usarlo para destruirte a ti también. Tan básico y tan antiguo como la propia corrupción.

El episodio de Leire, con la aparición estelar de Aldama, no es más que un síntoma definitivo de la descomposición política que estamos presenciando. La imagen perseguirá ya para siempre un gobierno que alcanzó el poder con una moción de censura contra la corrupción, y siete años después genera más noticias desde los tribunales que en los consejos de ministros. La secuencia es ya un icono de degeneración democrática, como lo fue la detención de Luis Roldán en Laos, el puñetazo de Ruiz Mateos a Boyer disfrazado de Superman o el montaje de la visita del supuesto cura que intentó robar en casa de Bárcenas.

Todo lo que está putrefacto genera salidas disparatadas y situaciones insólitas. Y la surrealista comparecencia de Leire Díez ante los medios fue una foto más. Allí estaba la fontanera, lanzando su fábula y allí entró Aldama para reventar su relato. Y mira que los dos han tenido cosas en común. Ambos se movían como pez en el agua por las altas esferas del PSOE y del gobierno. Los dos disfrutaron de poder y hoy son unos apestados. La única diferencia es que Aldama ha decidido tirar de la manta y Leire todavía no. Estamos a la espera. Pero por favor, que diga la verdad. Y entonces yo compraré su libro. Lo que no me pienso tragar son sus cuentos.

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