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Opinión

Comisiones de desinformación

Sábado, 13 de abril 2024, 05:30

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«Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión». La frase se atribuye a Napoleón Bonaparte y podría valer para el día a día de una empresa, de una comunidad de vecinos y para las estériles reuniones que se planean estos días en el Congreso y el Senado. Para estas últimas se podría también adaptar la frase diciendo algo como «si quieres saber la verdad espera a la Justicia, si no te interesa lo que ocurrió, sigue las comisiones de investigación de las Cortes».

Si los partidos con su crispación ya estaban manchando la reputación del Parlamento, ahora se han empeñado en machacar más su prestigio con el espectáculo circense de las comisiones de investigación sobre la corrupción en la pandemia. PSOE y PP se han apresurado a crear las suyas en las cámaras que cada uno controla, arrinconando el interés ciudadano por conocer la verdad. Nadie espera nada de sus reuniones. Solo habrá fango y el «y tú más» se elevará a la máxima potencia para crear un espectáculo que dañe al otro. Los partidos irán con sus conclusiones redactadas antes de que se pronuncie la primera palabra. Ningún asistente tendrá interés en escuchar, porque irán con el argumentario elaborado desde casa. Será una puesta en escena tan previsible como inútil, condicionada además por las convocatorias electorales del País Vasco, Cataluña y las europeas del mes de junio.

La inutilidad de estas comisiones no es nueva. Ya ha habido 65 en democracia. La única que se celebró en ambas cámaras fue sobre el aceite de colza, y tampoco arrojó ninguna luz que no recogiera la sentencia del caso. Las ha habido sobre los GAL, sobre el 11-M, sobre escándalos de corrupción y ninguna se ha cerrado con la unanimidad de los partidos. Solo una estuvo a punto de acabar con acuerdo. Fue la que investigaba el patrimonio de Mariano Rubio, cuando el PSOE ya lo daba por amortizado. En el resto, siempre ha primado el relato partidista sobre el interés ciudadano. Lo novedoso es que las comisiones de investigación se han convertido en un arma arrojadiza. Si tú montas una sobre el caso Koldo, yo monto otra para que vaya Ayuso. Una demostración del poco respeto institucional que hay con las Cortes generales y con su imagen pública.

Si quiere conocer la realidad y que se depuren responsabilidades, tendrá que esperar a la Justicia. Sus tiempos son otros, pero es donde sabremos quién es culpable y quién se ha aprovechado de una pandemia para enriquecerse con dinero público. Ahí es donde caerá quien tenga que caer. Hay que seguir confiando en los jueces porque la política cada vez nos da menos argumentos para creer en ella.

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