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Opinión

La «bulocracia»

Sábado, 11 de mayo 2024, 05:30

Pedro Sánchez ha decidido apropiarse de la palabra bulo para escapar de las informaciones incómodas. Y para vestir su campaña se ha puesto el disfraz de regenerador democrático en una España, que según él, necesita de un superhéroe que nos ponga a salvo de la desinformación.

La cruzada podría sonar respetable si no la emprendiera un presidente que en medio del debate ha elegido a un amigo, para ocupar una silla en el consejo de Telefónica. Y por si esto fuera poco, también estos días el Supremo ha anulado el nombramiento de su ex ministra, Dolores Delgado, como fiscal de memoria democrática. Tampoco hace falta escudriñar mucho sus sucesivos nombramientos para recordar, entre otros, que hay un militante de su partido al frente del CIS, que una militante socialista fue nombrada presidenta de RTVE o que una de sus ex vicepresidentas dirige el Consejo de Estado. O sea, que si Sánchez quiere emprender la cruzada de la regeneración, inevitablemente tendrá que empezar por él mismo.

También tiene campo para aplicarse su estrategia contra los bulos. La propia legislatura arrancó con uno. El jefe del ejecutivo se erigió en su investidura como un «muro» contra la derecha, mientras pactaba con el PNV y Junts, que son la derecha nacionalista más recalcitrante. Igual que es un bulo que la amnistía se haya impulsado para mejorar la convivencia en Cataluña. Y estos días, sin ir más lejos, su aguerrido ministro Puente ha generado una crisis diplomática con Argentina, lanzando un infundio sobre su presidente, sin que Sánchez se haya inmutado.

Las propias palabras del presidente, en su selectiva ronda de entrevistas, tras los auto-concedidos cinco días de retiro espiritual, encierran algunos bulos que no ayudan a la regeneración democrática. Hablar de «pseudomedios», sin concretar sus nombres, supone extender una injusta sospecha generalizada sobre soportes, que en muchos casos han demostrado su rigor periodístico. Universalizar el «fango» solo tiene un objetivo y es confundir a la opinión pública, para que reniegue de cualquier información aunque sea verdad.

No hay lugar más indicado para defenderse que los tribunales y nada más regenerador que la transparencia. Y todavía no le hemos escuchado ninguna explicación, ni hemos visto amago de denunciar las informaciones que le llevaron a tomarse un descanso. Ni siquiera las ha negado. Lo único que le hemos oído es propagar sospechas sobre quienes las han hecho públicas. Y eso es esparcir el fango del que tanto se queja.

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