Asignaturas pendientes

Agosto echa el cierre y con él se va el verano. Acaba la época del año en la que disfrutamos más de la luz, hacemos más horas de calle y nos relajamos en la playa, la montaña o en el pueblo. Con el calor rompemos la rutina de todo el año porque con él llegan las vacaciones. Pero como todo lo bueno, el verano también pasa rápido. Por mucho que exprimamos los días, la sensación es que pasa volando.

Recuerdo tener la misma percepción cuando era niño. Cuando acababa el colegio me parecía que las vacaciones iban a ser eternas. Por delante quedaban tres meses para sacudirse de encima las obligaciones que imponen los horarios en invierno. Y como ahora, cuando quitábamos la hoja de agosto del calendario, me parecía que el tiempo había volado.

En Salamanca el aterrizaje en las nuevas rutinas es menos exigente. Tenemos el paréntesis de las ferias que nos mantienen en la calle hasta la mitad de septiembre. Durante mi niñez, los primeros días de septiembre, era tiempo para forrar los libros, preparar la mochila, estrenar algún zapato o comprar la ropa para el nuevo curso. Recuerdo las sensaciones cruzadas de querer volver al cole para ver a los compañeros de clase y la pereza por afrontar un nuevo curso.

Recuperar las obligaciones siempre cuesta. Se tenga la edad que se tenga. Y ahora las sensaciones son parecidas aunque las responsabilidades no se parezcan en nada. Como periodista vuelvo para contar un escenario con muy pocas certidumbres y demasiados interrogantes. La inestabilidad política parece que seguirá marcando el nuevo curso y la crispación continuará instalada en los debates de las Cortes. El gobierno y el resto de los partidos se marcharon de vacaciones con demasiados frentes abiertos y muchos de ellos no parecen fáciles de resolver.

Será complicado que haya unos nuevos presupuestos tras el pacto de Illa y Esquerra para gobernar en Cataluña. Es más difícil saber por dónde saldrá el fugado Puigdemont después del sainete de este verano. Habrá guerra con las comunidades por el cupo catalán que dinamita la igualdad y nos toca el bolsillo a todos. Veremos si Feijóo se consolida como alternativa por si hay elecciones anticipadas. Habrá que ver el rumbo que toma Vox después de borrarse de los gobiernos autonómicos. Seremos testigos de la complicadísima aritmética parlamentaria que ha quedado para aprobar cualquier ley. Y estaremos pendientes para ver por dónde siguen las investigaciones a Begoña Gómez, al hermano del presidente y el «caso Koldo».

En el casi de los periodistas, volvemos con la mochila cargada de asuntos, aunque ninguno de los libros es nuevo. La mayoría son cuestiones que no quedaron resueltas el curso pasado. Es lo que tiene volver con demasiadas asignaturas pendientes.