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Largo nos lo fían. Todos los datos apuntan a que hasta el año 2050 no tendremos solucionado el asunto del llamado Corredor Atlántico: un conjunto de líneas ferroviarias que conectaría los puertos atlánticos de Portugal (y Canarias) con el interior y Europa, favoreciendo el desarrollo de Salamanca y de todo el Oeste de Castilla y León. Una cita a demasiado largo plazo para soñar futuro alguno. Sobre todo, cuando sabemos que el anunciado 2050 se dilatará hasta bien mediado el siglo, como tantos proyectos con los que estamos acostumbrados a fantasear los salmantinos.
No vamos a engañarnos, pecamos de pacatos a la hora de pedir, y los que han de decidir cómo repartir la caja en Madrid y en Bruselas nos tratan como pobretones a los que miran desde muy lejos. No parece haber ministro de turno al que Salamanca le enamore perdidamente como para darlo todo por ella. Aunque se paseen por la ciudad y la piropeen con vehemencia en campaña electoral. Aunque visiten los campos, se suban a los tractores o degusten con deleite las morcillas. ¡Ah, qué rica, un manjar, tal como la hacía mi tía Visi cuando yo era chico! Son gajes del oficio. Si quiere conquistarse un voto hay que regalar galanteos y añoranzas a todo perro quisque. Y, muy especialmente, no ser escrupuloso o hacer ascos cuando llegue el momento de ponerse a adobar las costillas. La patada en el culo vendrá después. ¡Chucho, fuera! En Moncloa no gustan los que se pasan la legislatura ladrando para pedir de comer. Bastante tienen con engordar a los socios que le mantienen en el Gobierno. ¿Le suena a algo, señor Sánchez? ¿Recuerda acaso, cuando vino a Salamanca a la Conferencia de Presidentes y hubo de solicitar coche para llegar al convento de San Esteban? Un paseo de podo más de cinco minutos, pero los ladridos salmantinos se le hacían insoportables a los oídos. Y eso que estábamos en plena pandemia y los aullidos menguaban el volumen bajo el bozal. Era un 30 de julio de 2021. El mismo año en el que se propuso un nuevo Reglamento del Corredor Atlántico para derogar el anterior. Según el folleto editado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en 2023 se han hecho ajustes, sólo eso. Treinta y tres páginas bajo la etiqueta de #HacemosCorredor que firma la Oficina del Comisionado del Gobierno con grandes gráficos y muchos colorines. Salamanca se aparece como un punto pequeñito en proceso de electrificación. Así que, siendo medianamente optimista, fíenle a los que nazcan en las próximas décadas la posibilidad de irse algún día a la playa portuguesa en tren. Me da que yo ya no podré contarlo.
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