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No sé si te pasa como a mí, que ya se te han terminado las vacaciones y ya estás otra vez por Salamanca dispuesto a arrancar un nuevo curso, porque, por mucho que el año empiece en enero, yo siempre he pensado que el año laboral empieza en septiembre.

Si eres de los suertudos que estás a pie de playa, pensando en si tomarte una caña o un tinto de verano y vestido con bañador y chanclas… Si es tu caso, por favor, no seas cruel y no me lo cuentes. Me he pasado la mitad de mis vacaciones enfermo, así que apiádate de mí (de nosotros) y no nos mandes fotos de tus pies en la playa (o similares). Y la verdad es que en Salamanca tenemos la mejor forma de volver, una forma muy española dicho sea de paso, con unas fiestas. Llegamos de veranear, nos pegamos unas fiestas, cogemos impulso y en nada que nos despistemos ya estamos en Navidad. No, no estoy exagerando, que el tiempo pasa así de rápido y como cierres los ojos ya estás poniendo la bandejita de turrones.

Poco a poco voy viendo que las trapas de bares y restaurantes se vuelven a levantar, que las calles vuelven a llenarse de gente luciendo bronceado, que se vuelven a ver en las paradas de bus, farolas y paredes cartelitos de habitaciones en alquiler para que los universitarios duerman (o lo que ellos quieran hacer en la cama, claro). La ciudad se despereza y se prepara. Es en este momento en el que yo pienso en qué quiero para este año, en cómo quiero hacer las cosas, en lo que quiero conseguir, algún capricho que me quiero dar, algún propósito que quiero alcanzar (ya he empezado a hacer deporte, de verdad, ¿eh?) … Algunas de las cosas las conseguiré, otras muchas no, que ya sabes que al final la vida es lo que te pasa mientras haces planes.

Pero pensemos un poco más allá, algo más lejos de nuestro ombligo. Pensemos en qué nos gustaría para Salamanca, qué es lo que crees que estaría bien para la ciudad, qué crees que habría que hacer y cómo hacerlo.

Porque verás, estoy seguro de que entre todos los que somos, alguno tiene que tener una idea maravillosa que podría ayudar, y mucho, a que Salamanca sea una ciudad mejor. Si eres tú esa persona, si tienes esa idea brutal ¿a qué esperas para contarla? No, no, no me la cuentes a mí, yo puedo hacer poco o nada. Cuéntasela al Ayuntamiento de Salamanca, estoy seguro de que les encantará recibir buenas ideas. Si quieres una Salamanca mejor, empecemos por decir cómo se puede hacer ¿no crees?

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