Borrar

¿Qué tal te fue durante el apagón del lunes? ¿Qué experiencia has sacado? ¿A qué conclusión has llegado? Porque verás, cuando pasa algo tan gordo, algo que nos descoloca tanto, algo que no esperamos ni de broma… Lo lógico es que, cuando ha terminado, analicemos un poco todo lo vivido.

Lo primero que pensé es en lo mucho que dependemos de la electricidad, pero mucho más de los móviles. Porque mira, mi plan era pasar el Lunes de Aguas en una parcela con unos amigos. Habíamos quedado ahí a las tres de la tarde. Oye, cuando todo esto empezó, yo estaba muy intranquilo, porque yo sí que estaba ahí.

¿Vendrán? ¿No vendrán? ¿Voy a pasar la tarde solo? Y sí, vinieron, pero luego me dio por pensar que yo, cuando quedaba con mis amigos con quince años, simplemente poníamos un sitio y una hora y nos veíamos ahí. ¿No te parece que ahora con los móviles la gente se ha hecho mucho más informal? Llegan tarde, pero como te avisan…

Y hay otra cosa que me llamó mucho la atención. Cuando estuve preguntando por grupos de Whatsapp de amigos y conocidos si todo el mundo estaba bien, que cómo les había ido, me sorprendió mucho la respuesta de una charra en el exilio (en Málaga, previo paso por México).

Me comentó que ella había pasado una tarde genial, que como su hijo no tenía pantalla (llámese móvil, llámese tablet, llámese consola) y que había podido pasar horas con él jugando a las cartas. Tan sencillo, tan maravilloso y tan poco habitual hoy en día.

No sé tú, pero yo de verdad que hay veces que veo a cuatro personas en una mesa, y los cuatro mirando a su teléfono. Es más, recuerdo un día que quedé con un amigo y como estaba metido en su móvil le mandé un mensaje diciendo, oye, soy Fer, tu amigo, el que tienes a tu lado, cuando quieras me haces caso eh.

Nos miramos poco a los ojos, cada vez menos, cada vez con menos interés, con menos ganas, con menos fuerza. Y es una pena. Mi amigo Nacho tiene malísima cobertura en su restaurante, por no decir que no tiene, recuerdo que un día se lo comenté y su respuesta me encantó, Fer, la gente aquí viene a comer y a disfrutar con los amigos o la familia, no a andar con el teléfono.

Si el apagón del lunes sirvió para que más gente jugara a las cartas con sus hijos, no me parece tan mala idea tener un apagón de esos, cada cierto tiempo. Quizá así, ojalá, volveríamos a mirarlos a los ojos.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Nos miramos poco a los ojos