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En serio, no es normal, lo de este año con el polen no es normal. Al ir con mi padre con el coche hacia Santa Marta, los laterales de la carretera, que normalmente están verdes por el césped, se veían blancos. Cuando estábamos sentados en la parcela parecía que estaba nevando y yo me he convertido en un ser de estornudos, mocos y ojos hinchados. Precioso, oiga.
Ayer leí en un artículo de este nuestro periódico, que la culpable, ahora mismo, no es otra que la encina. Pero a ver, querida encina, si tú me caías bien, si eres el árbol más querido por los salmantinos, representas nuestro paisaje y das bellotas, que son lo que nos da el más suculento manjar del mundo mundial, el jamón ibérico de bellota. Tan nuestro, tan rico, tan soberbio (y tanta hambre que me acaba de entrar). En serio encina, esto de fastidiarnos con el polen no te pega, no es tu estilo, no era necesario. Ahora mismo no te ajunto, me enfado y no respiro (igual así el polen también me molesta menos).
Y no sé tú, si eres también alérgico, pero es que a mí cuando se me acerca el malvado polen, me llora un ojo. Pero sólo uno eh, el izquierdo. Vale que la izquierda ahora mismo está para llorar, pero ¿alguien podría explicarme por qué solo me llora ese ojo? ¿Algún oculista en la sala? Mira que ayer tuve revisión con el mío, pero me olvidé de preguntarle. Javier, si me estás leyendo respóndeme por WhatApp, por favor.
Dan ganas de salir a la calle con gafas de sol y mascarilla, como hace cinco años (ya han pasado cinco años eh) para ver si me fastidia menos el polen. Y gafas de sol sí, sí que me las pongo, pero la mascarilla no, porque no sé tú, pero yo cuando veo a alguien ahora con la mascarilla puesta, lo primero que pienso es que está enfermo y me alejo de él (o ella). Y tampoco quiero yo que se alejen de mí como si oliera mal, que soy muy limpito y me ducho a diario y me gusta mucho hablar con las personas. Soy muy majo (palabra charra donde las haya).
Y sí, con todos los follones del Gobierno, con las guerras, hambres, muertes en el mundo… Y vengo yo a quejarme porque me llora un ojo y estornudo, problemas del primer mundo, como suelen decir. Pero ¿sabes? He pensado que no era plan de hacerte enfadar más o ponerte más tenso.
Casi mejor hoy he preferido hacerte pasar un ratito agradable y que pienses en mí como tu Mocosaurio Rex preferido. De nada.
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