¿Conoces Salamanca?

Sí, es muy probable que conozcas la Plaza Mayor, las Catedrales, la Casa de las Conchas, la Universidad, el Puente Romano… Pero no voy por ahí, no me refiero a eso, no hablo de la ciudad de Salamanca. Me refiero a la provincia de Salamanca.

¿La conoces? Ojalá que me puedas decir que sí, porque yo, sintiéndolo mucho, y con mucha vergüenza, te tengo que decir que no. No conozco bien nuestra provincia. Soy culpable, lo reconozco.

Y manda narices que esto te lo esté diciendo una persona que se fue un mes a Nueva Zelanda, a las antípodas, al otro lado del mundo. Me he molestado en visitar lo que me quedaba más lejos, pero no voy a lo que me cae cerquita.

¿Por qué somos así? ¿Por qué valoramos tan poco lo que tenemos cerca? No sé, creo que es algo que deberíamos hacernos mirar.

Desde que estoy metido en un grupo de empresarios locos (lo digo con cariño, pero es verdad que hay que ser un poco loco para emprender en estos tiempos), oigo hablar de La Alberca, de Vitigudino, de Lumbrales… Creo que hace años el colegio un día me llevó a La Alberca, no lo recuerdo muy bien, pero los otros dos no los he visitado.

Y tenemos el Pozo de los Humos, la Peña de Francia, Mogarraz, Miranda del Castañar… mil sitios (que no se me enfade nadie) que deben merecer mucho la pena y que me estoy perdiendo. Es así.

Ojo, y ya no hablo sólo de los lugares, que también puedo hablar de los productos. Eh, que en eso sí que me estoy poniendo las pilas. Ahí sí que estoy descubriendo que en Salamanca tenemos un aceite de oliva estupendo, se hacen unos vinos que valen mucho la pena y las mejores perronillas, para mí (tengo una caja en la despensa) son de Fuenteguinaldo.

La globalidad es un fraude, te lo digo en serio, no nos viene nada bien. El futuro de lo nuestro, y de los nuestros está en lo local, lo que tenemos cerca, lo que nos da Salamanca. Si queremos que el día de mañana tus hijos (yo no tengo) puedan vivir aquí, hay que apostar por lo salmantino. Deberíamos haber empezado ayer, no lo dejes para mañana, hazlo hoy.

Palabra que voy a purgar mi pecado charro, voy a empezar a recorrer y conocer Salamanca con curiosidad y ganas. Seguro que David Mingo (al que tengo cariño especial) me puede recomendar un montón de lugares llenos de cultura donde poner los pies (más allá de su amada Santa Marta), que de cultura y provincia de Salamanca sabe un rato. Le va en el cargo, claro.

Prometo ser un charro provinciano. He dicho.