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Quién no ha oído hablar de la parábola de los talentos, leído o estudiado en aquellos tiempos, que ahora son otros, ni peores, ni mejores, simplemente distintos. Para los de estos tiempos, que igual no lo tengan tan fresco, resulta que un señor feudal que partía de viaje entregó talentos (cantidades en algún metal precioso) a tres de sus sirvientes y a su vuelta evalúo tan noble gesto. Dos de ellos invirtieron y ganaron, el tercero, sin embargo, lo escondió bajo tierra, y por ese hecho fue repudiado por su señor. Como muchas de ellas, tristes historias que, eso sí, tienen su moraleja.
Pues bien, el pasado día diecinueve, coincidiendo con el Día del Padre y San José, ya no festivos en España, salvo en lugares concretos, se celebró en la Cámara de Comercio de Salamanca un evento que, según mi criterio, tuvo y ha de retener relevancia y repercusión: el III Congreso del Club de Marketing de Castilla y León. ¿Razones? En primer lugar, porque es una buena iniciativa de gente buena. No de buena gente, que espetó el presidente nacional del PP en su intento habitual de separar en vez de unir. En segundo término, porque los profesionales que lo crearon -el Club, me refiero- y los que se han ido sumando a la causa tienen ganado su valor en un mercado difícil, cada vez más exigente y cambiante. Lo que en algunos sectores se denomina VUCA (en inglés) y que resulta cada vez más aplicable a la economía en general de las empresas: volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Aunque puestos a destacar, más allá de intervenciones notables de emprendedores y directivos de la tierra, el propio eslogan del evento «posiciona el talento de Castilla y León en el mapa» me parece que debería convertirse en un himno que generara un consenso entre las fuerzas públicas y las privadas, para poder llegar a conseguir tan noble fin.
A lo largo del día, aprendí un poco de todo, desde las nuevas tendencias digitales al potencial del uso de la Inteligencia Artificial -todos los expertos coinciden en que hay que abrazarla para crecer o nos quedaremos atrás sin remedio alguno-, pasando por la correcta creación de una marca, lejos del postureo en las redes sociales, o la necesidad del networking bien entendido que tiene todo que ver con establecer relaciones de valor comercial y beneficio mutuo.
Creo que también quedó claro el papel de la Cámara de Comercio como nexo de unión entre empresas, como impulsora al emprendimiento y como centro de apoyo en la gestión y en la compleja relación con la burocracia de este país nuestro, donde la diferencia con Estados Unidos es tal que allí te hacen todas esas gestiones los organismos públicos y te mandan a la calle a hacer negocio, para que no pierdas tiempo en cuestiones que no generan beneficio alguno. ¡Qué caramba! Siempre copiamos lo peor. Somos así.
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