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Negrura

Aquellos jóvenes nuevos revolucionarios que invadieron la Puerta del Sol llegaron a ocupar cargos de responsabilidad contra todo pronóstico

Lunes, 27 de enero 2025, 05:30

Echo de menos ese negrear de los dedos a cuenta de su paso por las páginas del periódico. Suponía también una simple, pero efectiva terapia psicológica al enviar al cerebro el mensaje cada vez más lejano de «no tengo nada mejor que hacer». Qué cosa más sana para la mente. De buen domingo, en un formato distinto, como mandan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sentado frente al ordenador reviso las últimas noticias, después de una semana cargada de trabajo y de eventos varios que me han mantenido alejado de aquella buena costumbre de negrura táctil. Y hete aquí que me encuentro con dos noticias que leídas consecutivamente me chirrían de manera muy particular. Coincidiendo en el tiempo, ANPE ha homenajeado «a aquellos profesores que han dedicado su vida a la enseñanza y que ahora emprenden una nueva etapa en su camino. Su legado perdurará en la vida de sus alumnos y en las aulas que han llenado de conocimiento y pasión», palabras de su presidente Guillermo Bueno, con la presentación en Centro Municipal Julián Sánchez 'El charro' de un «nuevo» libro de Juan Carlo Monedero, que ocupa también buena parte de su tiempo en labores formativas, desconozco si con elevado grado de satisfacción por parte de sus alumnos. Me resulta curioso su paso por Salamanca -más allá de las críticas de una parte de la comunidad venezolana por el uso de un espacio público, que están para abrirse a la diversidad de pensamiento, solo faltaba- seis meses después, por ejemplo, de hacerlo en Gijón, aprovechado la celebración de su Semana Negra. Será que los años negros de la política que él y los suyos han generado, disgregando aun más el ya de por sí disperso panorama político español, concuerda mejor con el nombre de ese más que recomendable acontecimiento.

Aquellos jóvenes nuevos revolucionarios que invadieron la Puerta del Sol llegaron a ocupar cargos de responsabilidad contra todo pronóstico, logrando enarbolar una bandera de supuesto cambio en el uso y costumbres de lo público que tenía algo de aire fresco, se estuviera más, menos o nada de acuerdo con sus tesis e ideología. Hoy, la mayoría descabalgados por su irresponsabilidad en las prácticas reales de la política, siguen queriendo imponer a base de gritos y mítines su supuesta lucha contra el orden establecido y los derechos de los ciudadanos. Hasta se han creado nuevas puertas traseras, aquello que tanto denunciaban, mezclando el ámbito universitario y el mundo de la comunicación actual que tan bien conocen y manejan. Incluso la puerta de Europa, para mayor desvergüenza, enseñando el camino a los que desde el otro lado abogan porque se acabe la fiesta. Vaya pandilla. Mientras, el alcalde quiere atraer y juntar más la ciudad y el río. Pues eso parece algo real y con sentido: hacer desde la política; aunque no siempre se acierte.

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