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DESDE MI BARRIO

El maestro

Mejorar la educación no es cambiar la ley cada vez que lo hace el inquilino de La Moncloa, es mejorar la preparación

Lunes, 19 de junio 2023, 05:00

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En estos días, muchos profesores salmantinos han pasado por el proceso de someterse a su oposición. La primera o subsiguientes oportunidades, para lograr la tan ansiada plaza fija, a poder ser, en el lugar preferido. Los profes son empleados públicos que tienen que pasar por ese trance, como otros tantos. Sin embargo, su misión es muy diferente: están al cuidado del mayor bien que tenemos. Si ellos fallan, y con esto no quiero cargarles con la responsabilidad compartida que tenemos todos en la educación de nuestros hijos, todo irá a peor. Por eso, es tan necesario cuidarlos, para que ellos puedan cuidar de lo que más queremos.

Reconozco que, antes de ser padre, un grupo de dos o más niños en modo gritos, que era lo único que percibía mi cerebro, me parecía una jauría humana. Hoy, recuerdo aquel anuncio de televisión en que un padre aparecía atado de pies y manos en el suelo del salón de su casa, vestido de indio y con una fecha de juguete ´clavada´ justo en el medio de su frente y me siento feliz y agradecido.

Y es que los niños son los dueños del mundo. Los mayores gobernamos -dudo, si lo cuidamos suficientemente- un planeta que les pertenece como herederos de lo que esté por venir. De ahí que nuestra responsabilidad sea tan grande: somos los garantes de su futuro. Hemos de cuidar del medio ambiente, procurarles estabilidad, arroparles en su crecimiento intelectual, entender sus puntos de vista, su manera distinta de atender a lo que ocurre, su mirada limpia e inocente, sus cuitas y retos, que son parte de esa personalidad que va creciendo a la par que sus cuerpos. Educarlos. Ese es el gran reto.

La educación es un proceso continuo que arranca en el nacimiento mismo, donde el niño aprende a pedir aquello que necesita, para sobrevivir, con tanta fuerza como puede, porque nada menos que le va la vida en ello. Ese forcejeo constante e implacable no cesará. La preocupación principal de los padres, en este mundo marcado por el capitalismo y el consumismo exacerbados, es que no le falta de nada. Esto es, todo material. Sin embargo, lo que marcará con diferencia su vida a largo plazo será el desarrollo intelectual que le hayamos procurado. Y no hablo solo de las notas, sino de su capacidad para pensar, discurrir, afrontar los acontecimientos que le vayan sucediendo, su control de las emociones, su capacidad para relacionarse con los demás, de comunicarse con el mundo en que le toque vivir.

El maestro es socialmente básico. Ha de estar preparado, comprometido y motivado. Por lo tanto, reconocido y bien pagado. Mejorar la educación no es cambiar la ley cada vez que lo hace el inquilino de la Moncloa, es mejorar la preparación, las herramientas y la vida laboral de los educadores, porque en sus manos está nada menos que el futuro con mayúsculas. ¡Un poquito de por favor!

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