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Una «atracción muy intensa, semejante a la sexual, que se siente hacia el poder, el dinero o la fama». Así concluye una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en relación con la palabra erótica. Y me da que una parte de los agricultores y ganaderos que se han manifestado esta semana en la capital salmantina la han sentido en buena medida.
Para empezar, el martes, la concentración estaba fuera de la legalidad, por decirlo de una manera ligera. Supuestamente, alejada de cualquier color político, aunque no resulta fácil de creer que se movilicen miles de vehículos pesados como los tractores y sus dueños, a través de las redes sociales, sin más ayuda que unos cuantos dispositivos móviles… Resulta más lógico pensar que alguna organización con la suficiente capacidad de almacenamiento de datos personales proveyera de los necesarios a los organizadores, aunque eso mejor lo dejaremos sin tocar.
Sobre el hecho que ha movilizado, moviliza y seguirá movilizando al campo español, según se anuncia, no hay discusión posible. De ahí los aplausos que recibieron los agricultores y ganaderos en las calles de la ciudad, a su paso por las arterias principales como Mirat, Canalejas, Gran Vía o María Auxiliadora, siempre más concurridas.
La cuestión es cuando, obviando si de manera legal o no, puesto que la molestia para la ciudadanía es la misma, se hace un uso exagerado de la fuerza. Ahora que estamos inmersos en la discusión de lo que es o no terrorismo, podríamos hacer un pequeño apéndice, para determinar qué es la fuerza bruta y su uso desmedido. Yo expresé esta misma opinión que ahora escribo y digitalizo para la posteridad a algunos de los manifestantes organizadores: «se os ha ido la mano».
No fue todo, pero creo que sí suficiente, aunque quiero que quede clara mi adhesión a su protesta, no sea que alguien me posicione enfrente o en contra de personas y profesionales a los que respeto, máxime cuando estoy de acuerdo con todas sus reivindicaciones y cuando, por si fuera poco, hacen valer mi opinión varias veces expresada de que en este país protestamos menos de lo debido.
No obstante lo anterior y más allá del permiso de la autoridad competente, si utilizas el poder que te otorgan esos vehículos pesados a modo de retén, pasadas las nueve de la noche, después de un día en el que has bloqueado la ciudad y encima has recibido los aplausos aludidos, has ganado la suerte del telediario, esta vez a favor, y hasta la señora Von der Leyen ha reculado con los pesticidas, anunciando mayores renuncias sobre el Pacto Verde, mantener a niños pequeños y personas mayores secuestradas en sus coches durante horas, a la intemperie, me parece un abuso de poder y la utilización indefendible de su erótica. Ofenda a quien ofenda.
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