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Qué coñazo de apagón

La cuestión es que no vuelvan a pasar apuros personas, ni aprietos las fuerzas de seguridad del Estado, por cuestiones evitables

Lunes, 5 de mayo 2025, 05:30

Este país será siempre de pandereta. Si hay un apagón, lo primero, buscar culpables. Será el que manda, caramba, que para eso está en el poder. Y, si no, que deje paso, que no vendría mal. Pero el que está en poder se dedica a tirar balones fuera y a tratar de hacer juegos de artificio con la comunicación. Que si esto, que si aquello… Me resulta aburridísimo, en serio. No se trata ya ni de saber la verdad. Qué más da: para unos será que sí y para otros que no, y ya estaremos de nuevo con el vito, vito vito; con el vito, vito va. Se trata de que nos dejen en paz, de que se arreglen entre ellos. En Salamanca, más allá de que tuvimos la suerte, imagino que así fue, porque la electricidad volvió hacia las tres y media de tarde, la gente, el pueblo del que tanto se habla se marchó a celebrar el Lunes de Aguas. Por supuesto, hubo quien pasó apuros, quienes estuvimos pendientes de pequeños o mayores, o de otro tipo de personas dependientes o enfermas, pero, una vez más, los servicios públicos funcionaron por encima incluso de las expectativas. Porque las personas somos extraordinarias y el comportamiento que tuvimos así lo demuestra. Hubo colas para recoger encargos de hornazos de más de dos horas. Fíjense, cuando huimos de una fila de dos para comprar el pan, ese día aguantamos hasta la extenuación. Es más, escuchamos todos la radio, hablamos entre nosotros en las largas esperas y encontramos fórmulas ingeniosas para salir de situaciones que, en otros momentos, nos hubieran resultado vergonzosas, como dejar a deber el pan nuestro de cada día. Creo incluso que recuperamos algo del humor perdido a cuenta la información apocalíptica que nos invade día a día. Solo siento una cierta presión porque en mi entorno más cercano ha calado la idea del kit de supervivencia. Se ha sumado a la potencial guerra en Europa el apagón por sorpresa, y ahora queremos hacer pruebas los domingos con el hornillo de cuando íbamos de campamento con los Scouts. Yo, desde luego, en el kit metería mucho papel, pero en blanco y para escribir. Y libros. Aunque tengamos que leerlos a la luz de las velas. Nada más romántico. Porque, si es que el mundo tal y como lo conocemos está camino de su desaparición, que me pille riendo o disfrutando de los placeres de la vida.

Díganme, ¿qué les parece más importante saber quién fue el responsable o qué es lo que realmente ocurrió? ¿Qué paguen sus culpas los responsables o que no vuelva a suceder? Pues eso, a lo importante señores y señoras al mando, que la cuestión aquí es que no vuelvan a pasar apuros personas, ni aprietos las fuerzas de seguridad del Estado, por cuestiones evitables. Ya sabemos que estamos preparados para emergencias, pero con las inevitables tenemos de sobra. Y el Gobierno a gobernar, a aplicarse y a informar, que ese derecho es inalienable.

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