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Relax contra relox

Hay quien dice que las vacaciones están sobrevaloradas, pero la mayoría pasamos el año soñando con ese momento

Viernes, 29 de agosto 2025, 05:30

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Septiembre amenaza con presentarse. Cada año, la Mariseca advierte en Salamanca de la fugacidad del estío. En otros lugares, el tiempo transcurre con discreción, pero los charros de la capital somos mucho más protocolarios. Se instala sobre la espadaña del Ayuntamiento con mucha antelación a la Feria, pero ese toro morucho descarga un garrotazo seco al calendario. Miro la silueta negra y, como si fuese un cartujo resignado a su cruel destino, me atormento pensando en lo poco que el reloj de la Plaza Mayor tardará en anunciar que lo bueno ya terminó.

Hay quien dice que las vacaciones están sobrevaloradas, pero la mayoría pasamos el año soñando con ese momento en el que podemos arrojar el despertador a un balde de agua. Lo que ocurre es que la rutina se apodera de nuestra dura mollera y a veces planificamos el descanso como si de una obligación más se tratase. No importa que sea en un país tropical o en la casa de los abuelos, en el pueblo. El año será largo. ¡Aprovechemos hasta el último minuto! Seamos realistas: ni tenemos vida suficiente para conocer el mundo entero, ni salud para estar en todas las fiestas. Frente a la ansiedad de ese relax contra relox, propongo el cultivo –aunque sólo sea ocasional– del dolce far niente, de la dulce ociosidad; no de la inútil pereza, sino del disfrute consciente de la vida y de los placeres sencillos, como tomar un café, pasear, prolongar la siesta hasta el atardecer o, simplemente, observar el mundo sin miedo a sentir que estamos perdiendo el tiempo. Probablemente, nuestra presión arterial nos lo agradecerá.

Pero ya toca volver. No sé a qué iluminado se le ocurrió que el año se debe inaugurar en enero, si todos sabemos que todo empieza el día que aparecen los coleccionables en el quiosco y se comienza a hablar de la vuelta al cole. El humano propone, pero es el horario de los colegios el que dispone si llegaremos a tiempo al trabajo. Vamos… que no tengo cuerpo de retorno. No vuelvo al tajo con grandes ideas ni grandes proyectos. Para que la rutina me los tumbe, prefiero no ilusionarme demasiado. Llega el final del verano, que no sé si fue azul, verde caqui o blanco roto; que cada año nos deja sin Chanquete, pero que en éste también se ha llevado a Manuel de la Calva, a quien todo se lo perdono; todo, menos haber compuesto Resistiré, que me trae malos recuerdos.

Amanece sobre el Pabellón Real. Desde Petrineros, Alfonso IX, el vecino más reciente, ensaya su discurso para dar la bienvenida al curso. Feliz año nuevo a todos.

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