Domingo el pensionista
Grupos de españoles y de marroquíes armados se buscan de noche para todo menos para debatir sobre la agenda 2030
Reconocer el problema. Ese es el primer paso para solucionarlo, ya que si uno no admite que algo no va bien, nunca se va a poner de verdad manos a la obra para ponerle fin. Hace unos días a Domingo, un pensionista de 68 años de Torre Pacheco (Murcia), unos desalmados le pusieron la cara como un mapa. El propio agredido ha descrito que sus agresores eran de origen magrebí. El tema ha ido a más y han empezado a circular vídeos que no se correspondían con el cruel y cobarde ataque que sufrió Domingo y la localidad murciana de Torrepacheco ha estallado en una guerra territorial. Según el color de la agrupación que sea, la respuesta es diferente, cuando debería ser unánime y ya que hay un problema grave con la inmigración como lo hay con la vivienda o con el descrédito institucional.
Vamos con las respuestas. El Gobierno mete la cabeza debajo de la tierra y hace el avestruz. Esto son exageraciones de la ultraderecha para meter miedo con el tema de la inmigración. Sí, en esta columna voy a utilizar el término inmigrante e inmigración ya que no encuentro ninguna connotación negativa en sus significados. Ahora se ha puesto de moda la palabra migrante al ser supuestamente más 'inclusiva', pero es que nuestro rico lenguaje recoge las opciones de «emigrante» (que implica salir de un lugar) e «inmigrante» (que implica llegar a un lugar) y son fantásticas. A lo que iba. El Gobierno nos dibuja que el sur y la costa del Mediterráneo son el Disneylandia de la convivencia de la alianza de civilizaciones ya que allí todo es genial. Se lo pasan pipa jugando al escondite progresista sin hacerse daño. Solo hay que ver las imágenes de las últimas noches de grupos de españoles y de marroquíes armados buscándose para todo menos para debatir sobre la agenda 2030.
El resto de la izquierda sabe que es su filón para atacar a Vox y sigue haciendo sangre con que Abascal y los suyos son los que fomentan este tipo de cosas. Ya saben, el miedo de que viene Vox, que es el comodín para neutralizar los escándalos, las amigas de unos, las saunas y demás esperpentos que nos comemos cada mediodía sentados en la mesa. La izquierda no se puede permitir ni un centímetro de cesión en el tema de la inmigración, ya que cualquier frase que hable de control de fronteras o monitorizar estos flujos migratorios suena a derecha y les puede hacer daño.
El Partido Popular condena los hechos y habla de poner freno a la inmigración desmedida y tal, pero siempre lo hace midiendo mucho para que no se les relacione con Vox, el nuevo miedo popular que atemoriza en los pasillos de Génova a más de uno. Y, por último, Vox afirma a pie de calle en Torre Pacheco que «deportarán a todos los inmigrantes ilegales que hayan venido a delinquir».
Es decir, unos por otros y la casa por barrer. Después están miles de ciudadanos como yo que creemos que tenemos un problema grave con la inmigración ilegal. Lo tiene toda Europa, pero es que nosotros somos la frontera sur y el punto de entrada y en nuestras costas hay muchos Torrepachecos. El problema no tiene izquierdas ni derechas, sino que es real y nos afecta a todos, ya que ni los más inclusivos de postín y progresistas de pega quieren a delincuentes por las calles sembrando el pánico ni que por las noches en Torre Pacheco no puedas salir a tomar el fresco. El problema es el que qué dirán. Muchos no se quejan por miedo a que les quiten su carné de progre, pero tienen el mismo miedo que el resto que sí que pensamos que el problema de las fronteras es mayúsculo. Trabajen juntos para que nos podamos sentir seguros. No pedimos más.