Sánchez: todo el poder para mí
Asistimos a la ofensiva de Pedro Sánchez contra el poder judicial, el legislativo y los medios de comunicación
Que Pedro Sánchez es un obseso del poder es un hecho evidente. Lo de la amnistía obedece a la necesidad que tenía de los siete votos de Puigdemont. Que va a hacer todo lo posible por mantenerse en el poder es algo que también está claro. Y que le importa más bien poco todo lo demás es evidente. Ejemplos de esto último los hay por doquier; sin ir más lejos, de ayer por la tarde.
El primero: el Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) declaró que el actual Fiscal General del Estado, que acaba de ser ratificado por el Gobierno de Pedro Sánchez, no es idóneo para este cargo; podría repetirlo, pero no creo que haga falta. Esta noticia por sí mismo debería hacer dimitir al ministro de Justicia y al propio presidente del Gobierno, pero que nadie espere que esto ocurra.
Segundo ejemplo, con noticia de ayer por la tarde: el Tribunal Supremo tumba el nombramiento de Magdalena Valerio, exministra de Trabajo, como presidenta del Consejo de Estado (el máximo organismo consultivo de nuestro país), porque, aunque tiene una dilatada trayectoria, «no es una jurista de reconocido prestigio». Estamos ante otro hecho que por sí solo debería provocar la dimisión del ministro que corresponda. Si la sumamos a la primera, la del Fiscal General del Estado, ya ni te digo. Pero que nadie espere que vaya a pasar algo.
Sigo: que el Gobierno de un Estado soberano, como es el caso de España, acepte reunirse con una delegación de un partido político de una comunidad autónoma de ese mismo Estado y con un tercero de mediador-relator, para pactar la amnistía, clama al cielo. Felipe González, que no es sospechoso de ser un «facha», dijo ayer, refiriéndose a la amnistía que se negocia actualmente, que «es intolerable».
Suma y sigue: un expresidente del Tribunal Constitucional criticó también ayer la amnistía. En el contexto europeo, Antonio Tajani, vicepresidente que fue de la Comisión Europea y presidente que fue del Parlamento Europeo, se preguntó ayer si en España se respeta el estado de derecho, también a raíz de la amnistía; Tajani es ahora ministro de Asuntos Exteriores de Italia.
Asimismo, ha criticado las declaraciones de Sánchez sobre el reconocimiento de Palestina y ha dicho que, con ellos (los italianos) no cuenten. Ayer, el Gobierno de Israel retiró su embajadora ante España, añadiendo un grado más a la escalada de tensión entre ambos países, por esas declaraciones del actual inquilino de La Moncloa sobre el mismo asunto. Y eso que la política exterior es la principal afición de Pedro Sánchez.
Suma y sigue: el discurso de Francisca Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados, en el acto de apertura de la legislatura parecía escrito en la Moncloa y era de todo menos institucional.
Más: Sanchez y compañía, a través de «los migueles», andan al asalto de los medios de comunicación. En resumen: asistimos a la ofensiva de Pedro Sánchez contra el poder judicial, el legislativo y los medios de comunicación. Va camino de ser el presidente absoluto.