Policías de Salamanca en Cataluña

Quiero ponerme en el lugar de los policías de Salamanca que estuvieron desplazados a Cataluña durante las duras semanas de septiembre-octubre de 2017, y en los años posteriores, pero creo que no podré.

Me explico: todavía recuerdo las noticias publicadas en LA GACETA sobre la marcha de miembros del Cuerpo Nacional de Policía destinados en Salamanca a tierras de esa comunidad durante el periodo de tiempo antes citado y también en 2018 y 2019, cuando continuaron las protestas y los incidentes en las sucesivas oleadas del «levantamiento».

¿Cómo estarán viviendo esos miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado lo que sucede estos días a cuenta de la tan traída y llevada amnistía para los promotores y participantes en aquellos actos? ¿Cómo tendrán el cuerpo y la mente cuando hayan visto las fotos de Santos Cerdán, el número tres del PSOE y diputado, reunido con Puigdemont y detrás una foto de las urnas de aquel «referéndum»? Y esto que personifico en los policías de Salamanca es extensible a todos aquellos funcionarios que se jugaron, primero, la vida, y luego sus carreras profesionales en aquellas jornadas, semanas, meses y años, en los que estuvieron allí defendiendo al Estado. Repito, intento ponerme en su lugar, pero no creo que pueda hacerlo.

Y he recordado todo lo anterior a raíz de lo que viene sucediendo estos últimos días con las negociaciones entre representantes del PSOE, y no solo de este partido, porque según nos hemos enterado también han participado en los encuentros con las cupulas de los independentistas, tanto del grupo de Puigdemont como de ERC, miembros del Gobierno en funciones (Montero la mayor y Félix Bolaños). Eso sin olvidar la entrevista de la «vice» en funciones y lideresa de Sumar, la simpar Yolanda Díaz, con el fugado. Ayer por la tarde supimos que en la reunión que mantuvieron Puigdemont y los suyos decidieron poner trabas al contenido de un párrafo de la futura ley de amnistía. Osea, que todavía no hay bendición del prófugo al texto. ¿Estamos ante un paripé y todo está ya cerrado y más que cerrado o, por el contrario, es un intento de sacar más tajada? Y, de paso, mirando de reojo, eso sí, a los resultados de las negociaciones con los de ERC. Porque, con los republicanos independistas ya hay acuerdo. Estos se han centrado, además de en la amnistía, en la «pela» y en la «bolsa». Así el Estado, osea todos nosotros, vamos a asumir una parte de la deuda autonómica de Cataluña, aunque con un «mecanismo» que será extensible al resto de las comunidades. Insisto, todos nos haremos cargo del endeudamiento que Cataluña tiene en el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), lo que supondrá casi 15.000 millones de euros. En el texto que se firmó ayer con ERC se acuerda ceder la red de cercanías (rodalies), algo que también nos va a costar dinero al resto. Y no sigo. Ahora viene la gran pregunta: ¿quedará todo ahí o seguirán cortando «rajas» del salchichón hasta que ya no quede? Alfonso Guerra «dixit».