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LA TRASTIENDA

La gran y humilde Cabalgata

Lograr que en un pueblo, haya un grupo de personas que mantengan viva esta tradición, eso sí tiene mérito

Viernes, 5 de enero 2024, 05:30

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Hoy procede escribir de los Reyes Magos y apurar las últimas horas para echar la carta al buzón. Tendría una ristra de peticiones que formular a Sus Majestades de todo tipo y condición. Pero me quedo con una, que, para uno de pueblo y además pequeño, como muchos de los de Salamanca, me llena de alegría: ¡que se sigan celebrando esas Cabalgatas en cuantas más localidades mejor! Es un placer leer algunas de las informaciones publicadas en los últimos días en LA GACETA, dando cuenta de la llegada de los primeros emisarios de los Reyes Magos por toda la provincia y de los preparativos para las Cabalgatas que tendrán lugar esta tarde noche. Montar una en Madrid capital, con un presupuesto enorme, es una tarea de organización y, por supuesto, también de cariño; al final, es fácil. Pero lograr que, en un pueblo de 200, 500 o 1.000 habitantes, haya un grupo de personas que mantengan viva esta tradición a base de ilusión y entusiasmo, eso sí tiene mérito. Y, por lo que veo, son muchas las Cabalgatas que se multiplicarán por casi todos los rincones de nuestra provincia.

Me imagino a los padres de los infantes que queden en el pueblo acudiendo a hurtadillas a un punto de encuentro para entregar cajas y paquetes. Allí, otro grupo, compuesto por los mismos progenitores, los recogen y ponen en un remolque enganchado al tractor. Mientras tanto, en algunas casas de la localidad, los Reyes Magos se vestirán y acicalarán después del largo viaje desde Oriente. Después, se subirán al vehículo agrícola, que emprenderá su camino por las calles, casa por casa, visitando a los más pequeños para hacer entrega de aquello que han pedido en sus cartas, siempre que las posibilidades económicas de la familia lo permitan. En muchos de los domicilios, los Reyes Magos serán agasajados como se merecen, y puede que alguno de ellos, o los miembros de sus comitivas, terminen un poco alegres o un mucho perjudicados, en el peor de los casos. Puede haber otra variante estática de Cabalgata y que sean los niños y niñas los que, acompañados de padres y abuelos, se tengan que acercar hasta ese punto de reunión, para recoger allí sus regalos de mano de los Magos de Oriente.

En una ciudad se ve un espectáculo y se disfruta de la Cabalgata. ¡Qué duda cabe! También de todo su lujo y esplendor, y hasta puede caer algún caramelo o pequeño obsequio de los que van lanzando pajes y ayudantes, incluso de los que tiran los camelleros. Ver la cara de los pequeños es todo un poema. Pero, en un pueblo, no solo se es espectador, sino que se vive y se participa. ¿Puede haber algo más bonito que los niños y niñas reciban directamente el regalo de manos de los Reyes Magos, acompañado de un beso y posados los más pequeños en el regazo de Sus Majestades? Quizás por haberlo vivido de pequeño me quedo con esto último. ¡Vivan los Reyes Magos y su Cabalgata!

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