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LA TRASTIENDA

Fiestas y fuego

El conjunto de la sociedad, especialmente la urbana, no puede perder de vista que las llamas matan y que se deben tomar precauciones

Viernes, 15 de agosto 2025, 05:30

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Hoy 15 de agosto la jornada nos ofrece dos fotos muy diferentes. La primera presenta la celebración en muchos pueblos de España de sus fiestas patronales dedicadas a la Asunción de la Virgen y a San Roque. La segunda viene dada por los incendios forestales que se están cebando con algunas de esas mismas localidades. Comenzando por esta última, en la provincia de Salamanca también se registran fuegos, aunque los más importantes están en las limítrofes Zamora y Cáceres y también en León y Orense. El balance es muy triste: muertos, heridos, afectados y desplazados, muchas hectáreas quemadas, animales calcinados, casas, naves ganaderas y vehículos destruidos. Y es que cuando la naturaleza se pone brava y pide los papeles, supera al hombre y a sus medios, por muchos adelantos técnicos que se hayan registrado en los últimos tiempos.

Es verdad que los responsables de las distintas Administraciones podrían gestionar mejor todo lo relativo a los incendios forestales, tanto antes de que surjan, como durante el fuego y después de que se apaguen. Y habrá que pedir responsabilidades, pero el conjunto de la sociedad, especialmente la urbana, no puede perder de vista que las llamas matan y que se deben tomar todas las precauciones. Lo ilustro con una escena de la que fui testigo directo el martes por la tarde, cuando se suspendió por primera vez la circulación de trenes entre Galicia y Madrid. Estábamos detenidos en la estación de Santiago de Compostela, a la espera de reanudar el viaje, y ya habían informado de que se debía a la presencia del fuego cerca de la vía. En un momento dado, varias personas se dirigieron a la jefa del tren exigiendo saber cuándo nos pondríamos en marcha, mientras esta última se afanaba en explicar que lo desconocía, e insistía en que había un incendio y que dependía de que se apagase. Por más que lo intentaba no conseguía meter en la cabeza de sus interlocutores lo del fuego sin control. Esta escena refleja que, acostumbrados a los adelantos técnicos, una parte de las personas han perdido la noción de las causas de fuerza mayor (incendios, climatología adversa) y que, por muchos avances que haya, nunca lograremos tener controlados todos estos fenómenos.

Y, mientras en algunos pueblos luchan contra las llamas, en otros con más fortuna están metidos de lleno en sus fiestas patronales. En el caso de Salamanca solo hay que mirar en estas mismas páginas de LA GACETA el mapa provincial con las banderitas, que reflejan las localidades en las que habrá dianas floreadas, misa y procesión, bailes y verbenas amenizados por charangas o sofisticadas orquestas, calderetas diversas y concursos deportivos de todo tipo y condición. Las calles bullen de actividad y están llenas de personas. Nada que ver con el «no ambiente» que habrá dentro de seis meses, en torno al Día de los Enamorados, cuando esas mismas calles y plazas estén desiertas y despobladas. Por cierto, que esa despoblación, la ausencia de actividad agraria y, sobre todo, de la ganadería extensiva, contribuyen en gran medida a los incendios forestales.

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