El día después
Los populares tienen una oportunidad para dejarlo muy claro durante el congreso que celebran este fin de semana
Claro que me ocupa lo que está pasando ahora mismo, pero lo que de verdad me preocupa es lo que sucederá el «día después». Me refiero a la jornada posterior a la salida del marido de Begoña de La Moncloa. Y me preocupa por un doble motivo: de un lado, porque, cuanto más tarde sea, mayores serán los problemas y la herencia recibida; del otro, por lo que hagan la persona y el partido que asuman las tareas de gobierno. Lo previsibles es que sean Feijóo y los del PP y ahí comienzan mis sudores fríos, recordando lo que sucedió en 2012, cuando durmió en el colchón del citado palacio (perdón por la expresión sanchista) Rajoy. En ese momento, y justificándose en la herencia recibida, que era mucho peor de la esperada, según dijeron entonces, comenzaron a hacer justo lo contrario de lo que habían prometido y anunciado y a gobernar en contra de los intereses de sus votantes.
Y lo explico con un ejemplo muy clarito: el PP de Rajoy había prometido bajadas de impuestos, que se transformaron, por aquello de la herencia recibida, en subidas, las más importantes desde la llegada de la democracia. Además, fueron anunciadas a bombo y platillo, «urbi et orbe», por el ministro de Hacienda, el siniestro Cristóbal Montoro. Suma y sigue uno: nadie en aquellos años y en los posteriores pidió perdón públicamente por tamaño desaguisado y por haber incumplido las promesas hechas con anterioridad. Suma y sigue dos: lo anterior ya fue grave, pero todavía lo es más, que el citado sujeto implementó un sistema fiscal confiscatorio y el uso de métodos por la Agencia Tributaria, en los que es el contribuyente el que debe demostrar su inocencia y no al revés; y esos métodos impuestos e impulsados por Montoro, que también perseguía a sus propios compañeros de Gobierno a los que amenazaba con denunciar ante Rajoy, fueron respaldados por este último y por su núcleo duro y son los que ha utilizado el sanchismo durante estos últimos años para «sangrar» y fiscalizar a los contribuyentes.
Esa fue una de las herencias que dejó el PP al régimen que vino después, el de Pedro Sánchez. Y de ahí vienen mis sudores fríos y mi gran duda: si llegan a gobernar el PP y Feijóo, ¿van a volver a hacer, desde el día después, y escudándose en la herencia recibida (que ya sabemos que será desastrosa) la política que aplicaron en 2012 y siguientes? Los populares actuales tienen una oportunidad para dejarlo muy claro durante el congreso que celebran este fin de semana y mandar a los ciudadanos mensajes nítidos en los asuntos más sensibles que interesan al común de los votantes y, sobre todo, deben hacerlo partiendo de la base de que la herencia que recibirán va a ser más que desastrosa, algo que está, no claro, sino clarísimo. Y a las últimas pruebas me remito: la corrupción (creo que solo conocemos un pequeño porcentaje de lo sucedido con Cerdán, Koldo, Ábalos y demás), el caos en el transporte, el exceso de gasto público, la deuda, la falta de presupuesto, el déficit de la Seguridad Social. ¡Tremendo día después!
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