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Hay debates absurdos que tenemos como sociedad debajo de la alfombra de casa y que de vez en cuando aireamos para discutir un par de días hasta que volvemos a esconderlos en su sitio, junto a las motas de pelusa tan características de un piso de estudiantes. Tenemos varios, pero uno que es estrella de este segmento es el de la bandera de España. Con motivo del 2 de mayo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, apostó en uno de los actos oficiales por un 'look' con fuerte carga simbólica: un vestido en los colores de la bandera española. Esto debería ser una información de la crónica rosa o de los medios especializados en moda, pero no, saltó a muchos medios creando un debate sobre la idoneidad o no de la paleta cromática que había elegido la lideresa madrileña. Sí, yo también pienso que con la que está cayendo esto no debería tener ni medio minuto, pero la agenda mediática que quieren imponer algunos es así.
Este debate me parece una tontería de altos vuelos. El origen de que en cierto sector de la población haya animadversión a este símbolo es que Franco lo usaba como emblema sin ningún reparo, aunque con un águila. Los que tienen alergia a la bandera por ese motivo tienen una línea argumental un tanto precaria, por no decir pobre. Es decir, por esa regla de tres si hay un Carlos que me caía mal en el colegio, el resto de mi vida todas las personas que conozca con ese mismo nombre deberían caerme mal. También están los que cuando conocen el nombre del hijo o la hija de un amigo le dicen que no le gusta, ya que tuvieron una ex que se llamaba así o un compañero de trabajo al que tienen tirria con ese mismo nombre. Siguiendo con esta absurda línea argumental, también aparecen los que si tienen una ex o un ex de Zaragoza no pueden volver a enamorarse de nadie de la capital maña o a los que les ponen los cuernos y juran y perjuran que todos los hombres o mujeres son iguales y que no volverán a salir con nadie.
Son ideas muy peregrinas. «Es que un dictador utilizó la bandera española y entonces ya no me representa y no me gusta medio siglo después...». Si lo piensan detenidamente, es una postura de lo más estúpida. Ser español y estar orgulloso de tu bandera no es excluyente con tu forma de pensar y es que te puede gustar el emblema nacional y ser de izquierdas, de derechas, de centro, de extrema izquierda o de extrema derecha. Qué más da.
Además, le quitaron el águila preconstitucional y es otra bandera para poner distancia con aquella época de la historia. Esas telas rojas y amarillas simbólicamente son de todos los españoles. Sí, si en tu DNI pone que eres español tienes un himno y una bandera. Si no te gusta, no la uses, pero deja al que lo hace que lo haga en paz. Por ejemplo, la Semana Santa es de todos, pero yo no le presto demasiada atención, algo que no quita para que respete y sepa lo que significa para muchísima gente que lo vive de verdad. Entonces, mi postura es no participar y ser tolerante si cortan alguna calle, pero no los critico.
Para seguir rebatiendo a estos cortos de mente que desprecian la bandera, también les diré que con Franco la gente se dormía la siesta, que era y es un símbolo de lo más español. En eso no hay activistas. Eso no es de fachas.
El pasado está para revivirlo para sonreír cuando toca, pero no para sacarle rédito político.
Los Nikis plasmaban así: «En Las Vegas no hay black jack, solo se juega al cinquillo y la moda es en rojo y amarillo...»
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