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Opinión

Mbappé y Carvajal

El personal vota al que le asegura las necesidades más básicas y primitivas: trabajo, estabilidad económica y seguridad

Lunes, 1 de julio 2024, 06:00

Elecciones en Francia y desde que yo tengo uso de razón con el fantasma de la ultraderecha acechando, aunque cada vez es más grande. Crecí viendo a Le Pen padre y ahora la hija está cada vez más cerca de taconear en el Elíseo. Días atrás Kylian Mbappé, algo así como la torre Eiffel hecha persona, entró en campaña electoral con un llamamiento a votar «contra los extremos, los que dividen». No mencionó a la ultraderecha, pero a buen entendedor…

La ultraderecha francesa le emplazó a meterse en sus cosas de rico y de privilegiado y poco más, pero dejó abierto el debate durante la Eurocopa con otros futbolistas regateando preguntas sobre política hasta que el balón llegó a las inmediaciones de Dani Carvajal. «Yo lo único que quiero y deseo para mi país es que tengamos un país que prospere, en el que nos sintamos seguros, en el que se reduzca el paro y donde seamos todos felices y poder ir por el mundo con nuestra bandera bien alta», espetó y recrudeció el debate de barra de bar, pero de esas metálicas donde se fusionan la salsa caída de los boquerones con servilletas de papel malo y casi transparente y cañas de otra época. Por cierto, me parece genial que los deportistas se mojen en estos temas y así parecen menos extraterrestres.

Los futboleros, más resultadistas que románticos, sacan una conclusión rápida y concisa. Mbappé es un rojo y Carvajal la encarnación de Santiago Abascal con medias corriendo la banda del Bernabéu. Habrá más grises en estas declaraciones y no todo será blanco o negro. De todos modos, no les veo yo debatiendo de esto en el vestuario.

Eso sí, Carvajal, sin querer posicionarse, tocó un punto de dolor de las democracias del primer mundo que en parte es el que solivianta al personal y da alas a los extremos que no quiere Mbappé: la seguridad. Es un tema que preocupa a mucha gente y en especial a ciudadanos que viven en zonas donde la población extranjera es mayoría, con el lógico resultado de que a más población, más opciones de que lleguen trabajadores que se adaptan y nos ayudan a crear una España multicultural más fuerte y otros indeseables que violan, matan, agreden y siembran el pánico.

La gente se pregunta que cómo puede votar tantas personas a Milei, Bukele, Meloni, Le Pen, Abascal… La respuesta es que tocan esos puntos de dolor de los que habla Carvajal. En El Salvador las bandas se habían hecho con las calles y daba pánico vivir allí. Bukele ha acabado con el tema de raíz, con métodos poco ortodoxos, pero lo ha conseguido. ¿Creen que la mayoría de gente de El Salvador es de extrema derecha desde pequeñitos y adoran a Bukele? No, le votan y le apoyan ya que les ha solucionado un problema. En Argentina, si trabajabas en la Casa Rosada y te ibas al baño, al volver puede que te hubieran robado hasta el ordenador uno de tu partido. Con la corrupción hecha dinastía y la flecha de la inflación saliéndose de la órbita de la tierra, pues ha aparecido un excéntrico economista que ha llegado al poder para intentar revertir la situación.

Los partidos tradicionales muchas veces se equivocan pensando que la gente va a votar con el ideario de cada formación política memorizado para ejercer su derecho al voto de la forma más académica. No. Error. El personal vota al que le asegura las necesidades más básicas y primitivas. Preguntas en la calle que si votaría a un partido 'X' que le asegure trabajo, estabilidad económica, seguridad para sus hijos y una cierta prosperidad y apoyarían sin dudarlo. A la gente después le importa poco si se destina más dinero al desfile de las fuerzas armadas o la cabalgata del Orgullo.

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