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A lomos del peligro

Los patinetes eléctricos todavía no tienen clara su identidad. «No se puede ser peatón y vehículo al mismo tiempo»

Lunes, 26 de mayo 2025, 06:00

«No se puede ser peatón y vehículo al mismo tiempo». Esta maravilla dedicada a los conductores de vehículos de movilidad personal, alias patinetes, la he leído en X (antiguo Twitter), que ahora es el equivalente a «lo he escuchado en la cola de la pescadería, en una terraza o paseando por la calle Zamora». Me parece genial la frase, que si no me equivoco se la atribuyen a un taxista de Salamanca. La de sabiduría callejera que se esconde en el interior de los taxis de cualquier ciudad es de cotas insospechadas y es que si alguien sabe de tribus urbanas que circulen, esos son estos profesionales.

Cada vez está más difícil conducir por Salamanca. Y es que la situación es tal que ya no me preocupan los otros coches, que han pasado de ser el enemigo a un aliado contra los 'nuevos' inquilinos de las vías de circulación. Las bicis ya las tengo interiorizadas y hay que respetarlas con su metro y medio para adelantar y demás. Tarde, pero vamos aprendiendo, pero es que ahora con lo de los patinetes la cosa se pone fea… Ya hay un titular clásico en LA GACETA que viene a ser «colisión entre un coche y un patinete que se salda con un herido», que, evidentemente, es el conductor del medio de transporte más débil en la ecuación. Se está convirtiendo en una noticia de lo más habitual, pero no por repetición se le puede dejar de poner el foco a un problema de circulación vial peligroso en la ciudad.

Yo he probado alguna vez montar en patinete eléctrico (duré 5 minutos) y he de reconocer que me daba miedo verme estampado en cualquier sitio. Una cosa es ir expuesto y circular sin el abrigo y la protección de la carrocería de un coche y otra bien distinta es ir desnudo, vialmente hablando, subido a uno de esos patinetes que ya adquieren unas velocidades a tener muy en cuenta. Y no solo me da pánico montar en estas plataformas con ruedas que hasta hace poco eran fantasías de los directores de cine de películas futuristas, sino que lo que me produce más temor es chocarme con ellos, ya que, en la inmensa mayoría de los casos, el peor parado va a ser el que vaya silbando a lomos de este artilugio eléctrico.

Pero es que además del peligro que suponen un martes por la mañana camino de ir a clase o a trabajar, ni que decir tiene que todo se multiplica por 100 por la noche. Para muestra un botón. El pasado jueves por la noche la Policía Local 'vacunaba' hasta a cuatro conductores de patinete con las correspondientes denuncias por conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas. Las posibilidades de provocar un accidente y poner en peligro a otras personas y a uno mismo son muy parecidas conduciendo un coche bajo los efectos de bebidas espirituosas o de estupefacientes que viajando a casa con el pelotazo pensando que el patinete es una nube.

Hay que recordar que casi cada día se impone de media una multa a conductores de patinetes eléctricos en la capital. El año pasado la Policía Local impuso 252 sanciones por incumplimiento de la ordenanza.

Después de todo esto, ¿estoy en contra de los patinetes eléctricos que parecen naves espaciales? No, estamos en una época en la que las prohibiciones han pasado a mejor vida y lo que hay que hacer es regular y negociar. No creo que sea constitucional impedir a un ciudadano que vaya en patinete (si algún día reforman la Constitución que lo pregunten). Eso sí, lo que quiero, como mi amigo el taxista, es que se estipule bien si son peatones o vehículos, pero que no vayan como si la ciudad fuera suya. Lo hago pensando en mi bien, la seguridad de la ciudadanía y para que no se rompan la crisma los que se juegan la vida en los caballos del siglo XXI.

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