Broncano, Motos y el guapo

Escribe uno ya con frío. Se ha acabado el verano en Salamanca definitivamente. Esto no lo marca estrictamente el calendario ni las temperaturas, sino los toros. Desde que llegué a esta bella ciudad tengo en la mente que al periodo estival se le dice adiós después de las Ferias y Fiestas y ese jolgorio de forma simbólica acaba cuando los caballos son protagonistas en La Glorieta. Y eso que ahora los cambios en la configuración de la feria taurina han acabado también con esta tradición. Es muy salmantino eso de que hablamos, nos vemos, concretamos o lo que sea, pero después de ferias.

Escribe uno para olvidarse de la turra que nos están dando con la pugna televisiva entre Pablo Motos y Broncano. El tema está bastante politizado. Pedro Sánchez es un fiel defensor del pensamiento único y todo lo que se escapa del poder del amado líder hay que combatirlo. 'El Hormiguero' es una china en el zapato de Pedro Sánchez y es que no le baila el agua a Moncloa y por eso había que buscar un contrataque con Broncano. El presentador de 'La Resistencia', ahora en TVE 'La Revuelta', es un declarado zurdo, pero me hace gracia. Su ideología y la mía están en las antípodas, pero me parece un tipo atrevido, interesante y hace muy bien su trabajo que es el de entretener al personal. No pasa nada por decir esto, que la izquierda en este país se piensa que los que no son de su cuerda solo podemos ocupar nuestro tiempo libre consumiendo Julio Iglesias, Bertín Osborne, Norma Duval, José Manuel Soto…

El caso es que Sánchez y los suyos con estos movimientos televisivos lo único que buscan es controlar el mensaje y dar otro paso de gigante hacia la república bananera. Qué tiempos aquellos en los que países como Venezuela aspiraban a parecerse a España y ahora es nuestro país el que trabaja sin descanso para tener las mismas características que la nación que hunde Maduro sin remedio. No hay que olvidar que desde hace tiempo el socialismo dejó de existir y que es el Sanchismo la nueva tendencia política que dirige los designios de este país. Es de izquierdas, pero con un toque personal que se centra en que el líder está por encima de todo y que los valores, los principios, la historia, el sentido común y la democracia pasan a un segundo plano para que el autócrata persista.

Llevaba semanas escribiendo de temas que no tuvieran nada que ver con Pedro Sánchez en busca de desintoxicarme, pero he tenido que cancelar ese tiempo de barbecho opinativo al ver que la cosa se complica. No es malo Pedro Sánchez, sino que le tenemos envidia. Esta es la última atrocidad que puede ver uno. Juanjo Marcano, diputado socialista en la Asamblea de Madrid, destapó el tarro de las estupideces días atrás. «Creo que lo de Sánchez, Sánchez, Sánchez es envidia pura y dura. Y les entiendo, porque con lo bueno que está el presidente del Gobierno, no me extraña que sientan esta envidia tan asquerosa», recriminó a la bancada popular. Esta es la máxima expresión del Sanchismo. Hay que seguir con los ojos cerrados al líder y encima meter en el argumentario lo bueno que está. Lo estoy viendo venir y es que de aquí a nada imponen un nuevo canon de belleza patrio con el amado líder como modelo e icono al que imitar.

Por último, escribo resignado al asistir a cómo el sanchismo se ha comido al socialismo y a España entera, por no hablar que los certámenes de Míster España a partir de ahora solo tendrán como premio ser el segundo mejor, ya que el más guapo por decreto será Pedro Sánchez.

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