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ESCRIBE O REVIENTA

El best seller de Pombo

La lectura es una delicia que se hace en silencio, en solitario y si se puede hacer un poco escondido del mundanal ruido, mejor

Lunes, 8 de septiembre 2025, 06:00

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No se habla de otra cosa. La polémica de la lectura. Y ha sido la influencer María Pombo la que ha abierto el tarro de las esencias. Ya es una declaración de intenciones quien ha prendido la mecha. Es significativo que una creadora de contenido marque la agenda mediática en este país, donde ya hace tiempo que las tertulias tomando el aperitivo no las inician declaraciones de literatos, políticos, filósofos, toreros o actores, sino que son los que tienen millones de seguidores en redes sociales los que dominan la calle.

Vamos al pastel. «Lo voy a decir. Creo que hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer. Y encima no sois mejores porque os guste leer». Con estas palabras, que respondían a la pregunta de un usuario de redes sociales de por qué no tenía muchos libros en sus estanterías, María Pombo desataba una polémica nacional sobre la lectura. Ha habido reacciones de todo tipo y además los haters de esta chica (odiadores por naturaleza) se han frotado las manos para atacarla por lo mona que es, por ser tirando a diestra en sus ideas y por no ser un producto woke que tanto gusta.

Evidentemente, ella no ha querido hacer de menos a uno de los mejores hábitos que tiene el ser humano como es el de la lectura, sino que ha tirado un dardo a esos que se creen intelectuales por pasear un libro por la playa ahora en verano o por poner un ejemplar de un poeta francés del s.XVII encima de la mesa para que lo vean las visitas, cuando en realidad no ha pasado de Andorra en los 90 a comprar gafas de sol baratas.

Los lectores que conozco no presumen de todo lo que leen, debido a que para ellos es un hábito y el libro una prolongación de su cuerpo. ¿Conocen a alguien que presuma de ducharse todos los días? ¿Y de lavarse los dientes? Pues lo mismo debe suceder con la lectura. Leer es el gimnasio de la mente y un vehículo para que las personas sean libres de pensar y de viajar a cualquier sitio donde su imaginación les lleve.

El problema es el postureo, un mal endémico que ha perseguido a España desde tiempos ancestrales y me temo que lo seguirá haciendo hasta el final de nuestros días. No nos damos cuenta de la de imbéciles redomados que merodean en nuestro día a día que quieren tapar su indigencia intelectual diciendo que leen muchos libros. Este batallón del qué dirán son herederos del «efecto documentales de La 2». Hace unos años todo español de bien cuando le paraban por la calle decía interesante que solo veía leones en Tanzania, osos Grizzlies en Canadá o pájaros en el Amazonas. Pero después llegaban las audiencias y lo reventaban los programas del corazón, y en especial donde se sacaba lo peor de nuestra sociedad y de nuestra condición humana. Es decir, en la calle Toro digo que veo un documental y leo literatura austriaca de la primera mitad del S.XIX, pero después me atiborro de telebasura mientras que uso el libro para calzar el sofá. Si la sociedad leyera todo lo que dice, mejor nos iría a todos.

Me aparecen muchas dudas con esta polémica de la lectura. ¿Y si todo el mundo lee tantos libros, cuál es la causa de que cada vez cierren más librerías y que encontrar una abierta sea un milagro? ¿Si la gente en general ama la literatura, por qué el personal solo comenta lo que dicen influencer como las Pombo y no un capítulo del último libro de un escritor superventas en España? La respuesta a estas dudas es que tenemos que leer más, pero no decirlo. La lectura es una delicia que se hace en silencio, en solitario y si se puede hacer un poco escondido del mundanal ruido muchísimo mejor. Lean mucho, que es el único remedio contra la estupidez.

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