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¡Y llegó el momento más esperado! y no me refiero al resultado abrumador de Ayuso en las elecciones madrileñas o a la salida de la política de Pablo Iglesias o al descalabro de Ciudadanos en Madrid, no, no me refiero a eso, me refiero a lo que dicen todos los ciudadanos que ya han/hemos ido a vacunarse/nos de la primera dosis.
Este ojo que observa, muy crítico en ocasiones, también sabe reconocer las cosas que están bien hechas. La organización para llevar a cabo la vacunación masiva en Salamanca, he de decirles que, se está llevando con éxito gracias a una excelente organización, profesionalidad y educación, algo que los ciudadanos valoramos sobre manera. La diferencia entre hacer algo bien o mal radica fundamentalmente en que la organización sea buena o mala. Que algo salga bien no es fruto de la casualidad, sino que generalmente son el esfuerzo, el trabajo, la profesionalidad y la dedicación, las causas que están íntimamente ligadas al éxito. Rapidez, fluidez, espacios delimitados, orden en las entradas y salidas, policía, profesionales sanitarios y personal civil de apoyo, han configurado un equipo cohesionado. Los protocolos exigidos por la Junta y el Ayuntamiento están funcionando perfectamente, evidentemente porque están bien diseñados.
Pero todo ello no tendría éxito sin la colaboración fundamental de los ciudadanos. Desde aquí y por lo que yo he vivido, he de dar la enhorabuena a la ciudadanía por el comportamiento que está teniendo. Tal vez haya existido alguna incidencia, pero será mínima. Me sorprendieron muchísimo los momentos de silencio que se producían y lo importante de las sonrisas del personal que allí estaba, siempre a disposición, para hacer de esa experiencia extraña, algo más normalizado. Bien es verdad que la sensación de ir en masa a algo provoca cierta vacilación, independientemente del deseo que se tenga por recibir una vacuna que nos pondrá en la retaguardia de este virus y que ha puesto en jaque al mundo entero. La incertidumbre y el miedo suelen ser los compañeros perfectos de lo desconocido.
Los políticos no han estado demasiado acertados con los mensajes contradictorios sobre determinadas vacunas, pero salvado ese escollo y dejando claro que lo necesario para el bien común es vacunarse, la organización en la vacunación está siendo encomiable. Hay que vacunarse y vacunarse.
Se está demostrando que las cosas funcionan si estamos dispuestos a poner todos de nuestra parte. Ahora lo prioritario es que se gestione el mayor número de dosis para vacunar a todos los que aún están en esa espera contenida.
Somos una sociedad que está primando el bien común por encima de las circunstancias particulares y eso nos engrandece. Respetar el orden de las necesidades, ha de ser primordial.
Pero... el primer mundo no puede olvidar lo que decía el Papa: “Todos vamos en la misma barca”.
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