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Usted, amable lector, debe de estar –como yo- algo harto de los discursos muchas veces contradictorios de los expertos en covid-19. Sin embargo, algunos de esos especialistas son más que notables y beneméritos. Uno de ellos es Robert Langer (Albany, Nueva York, 71 años) licenciado en Ingeniería Química por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), aunque parece que le costó mucho encontrar un trabajo que le gustase. Y fue a recalar en el laboratorio de Judah Folkman, un médico heterodoxo del hospital infantil de Harvard. Hoy es uno de los 12 profesores decanos del MIT y el ingeniero químico más citado de la historia. Sus más de 500 patentes generan miles de millones de euros en beneficios (que no son para él). Langer ha creado más de 40 empresas biotecnológicas de éxito, entre ellas, Moderna.

Su vida como científico no ha sido fácil:

No solo nos rechazó la industria, también nuestros colegas científicos. Mis nueve primeras solicitudes de financiación fueron denegadas. Una de ellas decía que yo era ingeniero químico y que no tenía ni idea de biología y mucho menos de cáncer, así que no merecía recibir financiación. Creo que las grandes empresas farmacéuticas, y he estado en consejos de muchas de ellas, aborrecen las ideas arriesgadas.

Al ser preguntado por el dinero que ha ganado, se declara “milmillonario de papel”, pues no vendido un una sola acción ni piensa hacerlo, pues vender daría un mal mensaje y la empresa va muy bien. Habla también de su futuro inmediato con una vacuna que contiene ya su propia dosis de recuerdo. Aún no está lista para probarse en pacientes, pero la idea es que una sola inyección contenga diferentes tipos de nanopartículas que liberarán su carga en diferentes momentos. Y añade: “También estamos desarrollando parches con microagujas. Son prácticamente tiritas”.

A Langer no parece importarle mucho el dinero, por eso cree que las empresas deberían liberar sus patentes durante la pandemia. Quizá por eso Moderna dijo en octubre de 2020 que mientras haya pandemia, no reclamarían derechos sobre sus patentes. Cualquiera puede usarlas. En cuanto al futuro próximo, Langer piensa que vamos a ver muchos más fármacos basados en la edición genética. Habrá más terapias celulares y mejores formas de administrar estos tratamientos, como los parches, tiritas con medicinas que pasarán a través de la piel.

Con gente así uno se reconcilia con la Humanidad.

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